viernes, 8 de abril de 2016

LAK-BERNA N°15

 
Directora :Gladys CepedaGracias por sumarse, participar,visitar ,difundir y dejar difundir en sus grupos en facebook
,a los mensajes de apoyo, esto es muy importante ya que logra que mas personas conozcan la publicación y puedan participar o compartirla Tambien a los medios que me han hecho notas para llegar hacia lo infinito !!!!!!!!!!!!!!

Eterno Agradecimiento al poeta y ensayista Alfredo Perez Alencart 
por la difusión 
de la publicación en Salamanca Al día

Lak-berna Revista https://www.facebook.com/pages/Lak-Berna/649006895208007


Editora Y rec0piladora : Gladys Cepeda


Logos realizado por Ana Lucía Montoya Rendón y Mariela Kusner


                                   

María Rodriguez

                                     Pintor BD8
ENUNCIADO

Esta hora,
este instante,
creado para que extiendas la mano.
Quede tu mano en el predio de mi hombro
y me atraigas.

Este instante,
esta hora,
alumbrados, para que mi cuerpo se mueva,
y por inercia natural del Universo,
encuentre la forma de tu mano.


Poesía congregada (2014)
Editorial Dunken




Trapecista

Cargada de soles en pretérito
por el estrecho corredor de la nostalgia
ha traído el perfume del estío.

Desde el abismo floreado del paragüas.
contra los adoquines precipita
arenga de caricias y besos estirados.

Bulímica de pena,
extraviada entre miles que sostienen
su destino de gota y de océano infinito.

Lame el áspero revoque de la memoria
y pisa en falso hasta caer
en la boca desdentada de los charcos.


El verso errante (2015)
Poesía compilada

Lorena Brito




Al Poeta

Las palabras que provocan agonía
y que mellan nuestro ser con grandes penas,
aunque fuertes suelen ser, y duraderas,
golpean menos si las vuelcas en poesía.

Y ella misma, la Poesía por supuesto,
va llevando los fonemas que tú nombras
a lugares tan remotos, entre sombras
para que dulce florezca el nuevo gesto:

el de encontrar a las otras,
a las palabras que calman.
Que nos consuelan de veras,
que reconfortan el alma...

Buen amigo, yo te mando Energía,
Color, Esperanza,
Pasión, Cariño, Paciencia,
Entendimiento y Confianza.
Tienes tú ese talento que las hace armonizar
y juntas pueden brillar iluminado tu estancia.

  de "Reflejos"

Alfredo Perez Alencart


REDOBLE DEL QUE ESPERA
 

Cielo tan grande donde pernoctan las voces;
tierra tan sorda donde quedan rastros todavía.
¿Cuál la rendija por donde ir al abrazo de Dios?
¿Cuál el giro que va de la muerte a la vida?
 


El alma haciendo sonar las sirenas del arca;
el cuerpo desembarcando sin ningún retraso.
¿Qué noche de San Juan traerá otro Diluvio?
¿Qué encantamiento nos instalará en la Nada?
 


Existo como un ángel que nació sin alas
en el otro hemisferio verde del mundo.
 


Antigua transparencia del gozo que no asusta;
dintel por el cual pasar al hondo del milagro.
¿Cuándo lograremos habituarnos al sosiego?
¿Cuándo se despertará el fruto dormido?
 


Ojos inviolables para la obediente desnudez
que se inclina al asombro y va enseñándonos
los distintos compartimentos de la esperanza.
 

Existo como un ángel que nació sin alas
en el otro hemisferio verde del mundo.
No olvida el corazón despojado de atavíos
pero palpitante hasta que rebrote el enigma
que no muerden los caníbales calendarios.

 

Desde la Nada surge Dios, o estamos perdidos.
Nada, y después el caudal de lo no se acaba.
Nada, y ayer la rotunda vibración del cosmos.
Nada, y hoy de nuevo un grande cielo amarillo.
 

Existo como un ángel que nació sin alas
en el otro hemisferio verde del mundo.
 

Diálogo con Juan de la Cruz (Homenaje en Ávila, 2009)



COMUNIÓN CON JUAN DE YEPES
 

Mío también es ese corazón
que una vez dijo: fuente, cielo,
pan, cántico, agua, amor, vida…
 

Recuerdo el verbo del génesis
y la ebriedad no llena mi alma
cuando digo oraciones sagradas
hasta hallar sobrevida en la fe
que nutre generación tras generación.
 

 Y, aunque es de noche en Ávila,
recojo ese corazón
que no es para los ojos.
 


Por mi sangre gira la última cena.
Por mi pecho se posa la paloma
que pacifica a los recién llegados.
Por mi abierta piel entra la luz
para la ceremonia del domingo.
 


Y, aunque es de noche en Ávila,
guardo como sol de mediodía
este abrazo con mi hermano mayor.
 

Diálogo con Juan de la Cruz (Homenaje en Ávila, 2008)


 Cartografía de las revelaciones

 Editorial Verbum
 Trilce Ediciones

jueves, 7 de abril de 2016

Carlos Kuraiem





 
lírica

 

todo lo hacés bien y cantando

como si no tuvieras que cargar

con el peso de un hombre a tus espaldas

o como si llamaras a otro con tu canto

 

................................ 

 

Redoble

   

la luz del poema y sus besos

la voz del tacto y sus palabras

el silencio del río y sus manos

el sueño de las constelaciones y los hijos

el deseo subconsciente y su cuerpo

el soplo del viento y la vida

el aire de la idea y su imagen

la soledad del paisaje y su mirada

el vacío en el pecho y su amor

el ultraje de los años y esta hora

 Poemas de amor
EL hilo de Ariadna

Gabriela Alejandra Poeta Bailarina Pitufina Azul

 
                                                              Pintura  Diego Arnedo
esperándolo

llúvias de arcoiris traslúcidas
caen sobre la alfombra 
verde             pastel
abren     corolas crepusculares
                                        soñando   
bebiendo colores
                                    pintan pétalos                          
humedeciéndolos
emanan  fragancias   etéreas

Mientras él 
                  guiña la ceja.
.................................................
 "Mares del pegazo"
.
vientos huracanados irrumpen en mi alcoba
mostrando mi pudor 
a la oscuridad diurna
cuatro paredes absorvidas
por mis sentidos
miel
mi cuerpo derretido
deshaciéndose en su boca
cuerpo derretido
deshaciéndose en su boca
cuerpo derretido
mi 
él
deshaciéndose en mi boca
subyugándose recíprocamente
mi
él
chorreando
envolviéndonos
pegoteándonos
goteándonos
mi
él
se oculta
en lo más profundo
se apropia de enigmas
desligando malas penumbras
y brotando de burbujas enterradas
enterradas burbujas
aflorando
       en fuegos
estallando
     en oscuridad diurna
 

Irene Morack

                                                             Bosque seco
                                                     óleo sobre tela
                                                      100x100cm



                                                       
                                                              Encandilado
                                                    óleo sobre tela
                                                        100x100cm



                                                              

                                                      
                                                        Centrifugado de ideas

© Héctor D’Alessandro


Nuestro cónsul en Pekín.


A mí me gusta muchísimo jugar; debo confesarlo. Con cuarenta años me gusta disfrazarme de bombero y correr por la casa con un extintor en las manos echándole espuma a la mujer con la que haré el amor.


Esta veta búdica de alegría e irresponsabilidad me permite mantener la cordura.
 

 En todo caso es mi propio guion.
 

Tonto pero personal y, de algún modo, sabio.
 

Este ápice excéntrico no me impide tener mis sentimientos. El dolor ajeno me duele enmi corazón.
 

Hace muchos años que planeo retirarme y prometerme una vida sistemática,
disciplinada, elevada.
 

Por una u otra razón que no me confieso postergo esa decisión.
 

Hace años, cuando comencé mi carrera diplomática, gastaba mucho dinero en llamadas a viejos amigos en otras partes del mundo.
 

Un día, leyendo una entrevista a Keith Richards, algo cambió profundamente en mí.
Decía Keith, a quien por cierto conozco, es sumamente divertido, que él tenía amigos en todos los sitios donde llegaba y que quien no tenía amigos era, en realidad, un imbécil.Yo soy orgulloso, a mí no me gusta ser considerado un imbécil; pero, sobre todo, no me gusta considerarme a mí mismo como un imbécil.
 


A partir de aquel momento algo cambió profundamente en mí; no sólo empecé a
reconocer los síntomas indelebles de la amistad en mucha más gente sino que, además y para mi gran asombro, comencé a tomar conciencia de la innumerable cantidad de personas que había en mi vida pasada a quienes consideraba, de un modo asaz pedante, como "meros conocidos" y que, sin embargo, me profesaban un cariño y me habían obsequiado de modo desinteresado con unos sentimientos y unas experiencias compartidas que eran algo tan sencillo, escaso y, al mismo tiempo, abundante (cuando uno lo quiere ver) como la amistad.
 


Alberoni, con quien un tiempo tuve una relación epistolar, cuando yo estaba en Grecia,lo dice claramente: "el mundo está lleno de amigos" cuando uno levanta la vista.
 


Esta simple conciencia me ha hecho más vulnerable y rico al tiempo.
 


Un síntoma claro se manifiesta cuando me llaman por la noche. Algún despistado queno recuerda la diferencia horaria o, simplemente, un desesperado.
 


Las experiencias que me narran en la madrugada suelen desgarrarme el alma. Lo que
sucede es que quien sufre se vuelve egoísta y antisocial. Sólo desea ser escuchado y no existe horario ni regla que no pueda quebrantar.
 


Siempre que llego a un nuevo lugar de destino procuro enterarme cuántos antros de
ruido y desahogo hay, con esto me hago una idea de cuánto sufrimiento acumulado existe en esa población. Cuánto alcohol se consume y otros detalles similares contribuyen a orientarme en mi primera inspección.


Algunas noches en que estoy en vena irónica y que telefonea algún desesperado borracho con morriña, le corto de entrada su lastimosa confesión de medianoche:
 


"¿Cuántos bares por calle hay allí dónde estás?"
 


Y me contesten lo que sea, siempre finjo creer que son muchos y le respondo:
 


"No te preocupes. Estás siendo víctima de un efecto ambiental."
 


"¿Tú crees? Me preguntan, muy curiosos, olvidados momentáneamente de su pena."
 


"Sí, sí. Es más, deberías abandonar tu hogar ahora mismo e ir a ponerte a tono en el
primer bar que encuentres. Algo de absorción del color local hará que se te pase todo."
 


Estas bromas no pueden ocultarme el hecho de que esa persona concreta está
sufriendo. Unos creen tener un cáncer mortal. Otros creen que su mujer los abandonará de un momento a otro. Otros creen que hay una trama lejana que los va a destinar a sitios desagradables; probablemente en guerra. Otros simplemente, se acordaron de mi simpática persona en esta apacible noche. Otros creen que su padre o su madre, lejanos, han muerto o están graves y nadie quiere decirles nada. Otros creen haberse vuelto alcohólicos o impotentes. Y, unos pocos de todos estos, te llaman porque, realmente, les sucede alguna de estas cosas.
 


Soy suficientemente perspicaz para enterarme de inmediato cuándo el sufrimiento
exquisito es verdadero.
 


En general, lo percibo por una opresión en el pecho que se me hace de inmediato y la
escasez de palabras de ánimo que se me ocurren. Por regla, comienzo a hacer chistes estúpidos que no me acordaba siquiera que los sabía.


Esto me sucedió anoche con Gilbert, nuestro cónsul en Pekín. Somos amigos desde la época en que él era hippie y yo recién había dejado de serlo.
 


Su padre fue compañero de estudios del mío y, de algún modo, nos condenaron a ser
como somos. Yo tenía y tengo tendencia a paternizar a Gilbert; por el simple hecho de ser mayor que él y haber llegado a los cuarenta años de edad. Su dolor tiendo a sentirlo de una manera más potente que el de cualquier otra persona. Por eso anoche no pude dormir.
 


Siempre hemos sido un poco locos y él era bastante más alcohólico que yo. El
síndrome de Geoffrey Firmin; el síndrome del cónsul. El peregrino ecuménico que arrastra una insidiosa y siempre cambiante pena.
 


Esta parte romántica de la profesión siempre pareció amargar a Gilbert. Cada vez que
llegaba a un nuevo destino en los últimos quince años telefoneaba para decirme que como la tierra de uno no hay que le gustaría estar conmigo ahora en el barrio Sur tomándose un vino tinto. A lo cual, invariablemente, le he respondido, con un tono de voz digno de la serie "Dallas", "Calma, Gilbert, los ricos también lloran. Posterga tu pena hasta el verano que viene y ya nos veremos".
 


Ahora mismo hace tres años que está en Pekín y parece haber llegado a un momento
decisivo. A menos que la borrachera que tenía anoche fuese tan aguda que le hiciera
desvariar de un modo dramático y convincente.
 


Se acerca a pasos agigantados, según su particular óptica de los hechos, a los cuarenta años y su mujer le ha dejado. Se largó con los niños.
 


Cuando me lo dijo le contesté "Estaría harta de chinos". Y pensé "ha pasado lo que
tenía que pasar"


."Quizás se vaya por un tiempo a reflexionar", dije.
 


Y pensé "ahora es el momento de ella. Ahora será ella misma y le obligará a
transformarse".
 


Pensando en su posible alcoholismo consular, le sugerí practicar Tai–chi pero no quería oír hablar de chinos. "Vete de putas." "Ya lo hice."
 


Y seguía igual.
 


Entonces me evadí en la imaginación, lo recordé joven y evadiendo cualquier ejercicio físico, cansándose pronto cuando nadábamos en la piscina y deseando irse de una buena vez al bar a tomarse un whisky, "Que es, decía, bueno para la circulación". Lo recordé saliendo del gimnasio con su pulcro traje azul y su corbata apretada que parecía mantenerle la columna recta, como estaqueado, el flequillo airoso cayéndole sobre el rostro. Su cuidado aspecto de seducción. Su mal humor cuando las chicas lo mandaban a paseo. Y la recordé a ella; la mujer deseada. Suavemente asiática y morena; inteligente y cauta, libre y maternal.
Sirviéndome una taza de té en su casa de la playa. Preguntándome cosas imposibles.
 


Hubo un año muy duro. Yo estaba de vacaciones y Gilbert desesperaba por un destino, Clío le llevó, como a un niño, a una bruja umbandista que le dijo cosas sorprendentes y acertadas pero, lo más importante, es que le otorgó seguridad en su futuro y su destino.
 


Y lo que la bruja dijo se cumplió.
 


Así llegó hasta Pekín.
 


Clío y Gilbert desconfiaban, más él que ella y la umbandista, con sólo tocarle el pecho le dijo. "Tu viajarás mucho. Tienes la misma profesión de tu padre que vive muy lejos de aquí junto a una mujer que no posee el vientre que te parió.
 


A su madre le habían extraído el útero.
 


Ambos me miraron serios, apuntalando con sus miradas la certitud de la bruja.
 


Yo pensé y dije: "Macbecthiano".
 


Gilbert: "¡No te rías!".
 


Clío: "En medio de un drama también se puede reír".
 


Gilbert, aquella noche, se enfadó y se hundió, como un niño compungido, en su vaso
de whisky.
 


Cuando se enfadaba parecía hacerlo para siempre y con todo el mundo.
Y anoche, el timbre de su voz delataba una pena infinita, compungida, agónica, una
pena de amor dolorido, inconsolable. El Gilbert de muchos años atrás, malhumorado e infantil, renacía esta madrugada de entre las cenizas de los años y unos compromisos aparentemente tan bien estructurados.
 


Probablemente mañana o pasado me llame, cuerdo, sobrio y tonificado y me pida que olvide todo o quizás más vulnerable, me pida que hable con Clío, quizás el próximo verano nos volvamos a ver en el país, en la playa lejana de nuestra infancia.
 


De momento no llamo a nadie; tengo mis propias, divertidas taras con las que
entretenerme mientras no me arriesgo a tomar una decisión que implique un cambio de aires.
 


Me prometo hojear mañana Macbeth una vez más; ese guion glorioso que sirve algunas noches para intentar comprender la estela de sentido de nuestro propio argumento misterioso. Al otro lado del planeta, el hijo del hombre ("el hombre que vive con una mujerque no posee el vientre que lo parió") ha de tomar una decisión que me inspira recato y pudicia; conozco la profunda herida que empieza a nacer cuando terminas la llamada y sólo queda silencio; interrumpido, ese silencio, durante agónicos segundos, por los sonidos telefónicos que anuncian un nuevo desgarro: fin de la comunicación.

 ISBN-13: 978-1499171303
ISBN-10: 1499171307

miércoles, 6 de abril de 2016

Hugo Luna

                                                         
                                                              Armando Raúl Santillán


El café y el silencio

                                                                         A Armando Raúl Santillán, en memoria

Ese día había venido Pablo
Y andaba con unos lentes que
Parecían diseñados por el jean artur
Ponele
Caminamos por Oroño cargando
Atriles
La vida era eso
Ni más ni menos
Y lo supe desde un primer momento
Cuando saliendo del monumento
Un tipo de barba preguntó
Preguntó
Es así como vienen los hijos
Al mundo
Con los ojos vendados y el lenguaje
Adulto
Pero nos dimos confianza
Y cada vez
Almorzábamos en el bar de corrientes
Y santa fe
Por dos mangos pero bien
Dije jean artur
En ese mar de dudas que carcome
A cualquier poema
A cualquier malestar
Que apenas se ha enunciado
Lo que me ha quedado en el fondo
Es el perfume del café
Más que los cuadros y la poesía
El perfume del café que
Es como el silencio
La poesía aspira al silencio
Y acaso buena parte del arte todo
Pero el café no
De su negra espera
Saben los amigos




El juego ese




                                       querías ver, te tapabas ambos ojos para ver – René Daumal





Acuérdate del lanzamiento de la bola que partió el campo en dos, la helada de la madrugada

Del agua congelada  en el pico de la canilla del patio, dura como el dedo de un ahogado

Acuérdate no para volver allí sino para temblar por su incidencia en el hueso

En la lengua del canto

Acuérdate cuando vino desde el horizonte un viento que traía una mano que tocó tu hombro

El pájaro de tu hombro herido de alas rojas y de espera

El pájaro de tu pensamiento rodeado de espantapájaros, asustado, aterido, ensombrecido. Un golpe en el hombro. En la cornisa del cuerpo

Acuérdate del pavor en aquellas habitaciones y del lustro que subiste empecinadamente nada más que por subir porque el tiempo entonces importaba poco, verde en los ojos de la madre selva y las ramas recién brotadas

Acuérdate del lomo de los libros, menos brillantes que el lomo de los estibadores e igualmente al filo del río profundo, llegados en barcos cargados en sus bodegas con letras de plomo y tinta sin filtrar

Acuérdate del poema que te dejó duro. Jamás volviste a respirar. No pudo el aire conseguir su diafanidad hasta entrada la ausencia en la nada o viceversa

Acuérdate de la espalda y no del rostro

De la perspectiva que dibuja el camino cuando aún se puede ver el brillo de la piedra y los finos cables electrizando el cielo

Acuérdate de la vez que se perdió una niña y en la plaza florecían rosas negras y había ratas sentadas en los bancos en los que hasta entonces se sentaban estudiantes risueños, bulliciosos de ruido bello

Acuérdate querías ver, querías adjudicar a tus ojos el poder de materializar lo imaginado: te quedaste mirando un árbol que se convirtió en la columna vertebral de tus sueños

Los ojos, siempre cerrados, te vieron por dentro.  El juego fue ese: ponerle nombre, mover las ramas y que el mundo entero deje caer sus hojas

José Muchnik



 libro "Critica poética de la razon matematica" que ya fue publicado en bilingüe en Paris. (2015 ed. L'Harmattan). Acabo de presentarlo aqui la semana pasada, estuvo muy lindo. Y lo presentaré en Baires en el Café Aliberti de Luis Calvo el 6 de mayo,


Paralelas y perpendiculares

Paralelas


¿Se tocarán en un punto?
¿se curvarán sobre el pene de Júpiter?
¿estallarán en la vulva de Afrodita?

¿Viajar hasta el infinito?
¿interrogar al rey desnudo?
¿abrir horizontes prohibidos?

¡Inútil!

¡El infinito acampó en la ciudad!

Entre bolsas índices códigos
entre cables teclados ratones
auriculares labios soledades

¡Infinitas líneas paralelas!



Parallèles et perpendiculaires

Parallèles


¿Se toucheront-elles en un point ?
¿se plieront-elles sur le pénis de Jupiter?
¿éclateront-elles dans la vulve d’Aphrodite?

¿Voyager jusqu’à l’infini?
¿interroger le roi nu?
¿ouvrir des horizons interdits?

¡Inutile!

¡L’infini a campé dans la ville!

Entre bourses indices codes
entre câbles claviers souris
écouteurs lèvres solitudes

¡Infinies lignes parallèles!



Enredaderas virtuales
entre balcones castrados
se balancean sin rozarse

¡Infinitos mundos burbuja!

Corazones espumantes
buscando su embriaguez
en anónimas arterias

¡Infinitas manos esperando!

La lectura de sus líneas
festivales de tibieza
palabras de la piel

Aquí y ahora: calles, fábricas, escuelas, hospitales, laboratorios, cárceles, prostíbulos, ministerios, islas de la tentación, campeonatos de todo tipo… Infinitos mundos de todas edades, de todos los números, de todas densidades: una mano sola, dos nostalgias secas, siete espadas colgadas… Truco, retruco, juegos no se tocan… ¡Noooo va maaaaaas!

Lierres virtuelles
entre balcons castrés
se balancent sans s’effleurer

¡Infinis mondes bulle!

Cœurs mousseux
cherchant leur enivrement
dans des artères anonymes

¡Mains infinies qui attendent!

La lecture de ses lignes
festivals de tiédeur
paroles de la peau

Ici et maintenant: rues, fabriques, écoles, hôpitaux, laboratoires, prisons, bordels, ministères, îles de la tentation, championnats de toutes sortes… Mondes infinis de tous âges, de tout chiffre, de toutes densités: une main seule, deux nostalgies sèches, sept épées accrochées… Belote, rebelote, rien par ici rien par là bas, les jeux ne se touchent pas… ¡Rien ne va plus!

Y sin embargo sigue yendo, continúan llantos, el niño en su patio, la anciana en su geriátrico, la prostituta en su cuarto… Infinitos mundos paralelos burbujeando.



¿Y las perpendiculares?

Cuatro salmos fúnebres a noventa grados determinan un cementerio. En el rectángulo santo se reúnen los muertos, bromean sobre vivos en órbita, sus vanidades en popa, sus egoísmos erectos, sus tiempos cuarteados. Imaginan filosofías de salida: coimear cancerberos, milongas celestiales, borrar fronteras. Piden más vida en la muerte, instantes incandescentes que iluminen la negra estadía. Piden más muerte en vida, huesos mensajeros en instantes efímeros, revelando el sentido de pulsos en tránsito.

Hipótesis: paralelas y perpendiculares no existen, son sólo ilusiones de miradas planas.


Et pourtant ça continue, les pleurs continuent, l’enfant dans son patio, la vieille dans sa maison de retraite, la prostituée dans sa chambre… Infinis mondes parallèles bouillonnant.
 

¿Et les perpendiculaires?

Quatre psaumes funèbres à quatre vingt dix degrés déterminent un cimetière. Dans le saint rectangle se réunissent les morts, ils blaguent sur les vivants en orbite, ses vanités en poupe, ses égoïsmes en érection, ses temps craquelés. Ils imaginent des philosophies pour en sortir: soudoyer des cerbères, des anges en rut, effacer des frontières. Ils demandent plus de vie dans la mort, du sang endiablé, instants incandescents qu’illuminent le noir séjour. Ils demandent plus de mort dans la vie, des os messagers dans des instants éphémères dévoilant le sens de battements en transit.

Hypothèse: parallèles et perpendiculaires n’existent pas, elles ne sont qu’illusions de regards plats.
Demostración: una tormenta de perpendiculares destroza infinitas burbujas… las líneas enloquecen y cruzan la frontera, se dan cuenta del otro lado que vida y locura cambiaron de signo.

Ahora las paralelas se tocan… ya pueden danzar trazando nuevas geometrías.

Démonstration: une tempête de perpendiculaires détruit d’innombrables bulles… les lignes s’affolent et traversent la frontière réalisant de l’autre coté que vie et folie ont changé de signe.

Maintenant les parallèles se touchent… elles peuvent danser traçant des nouvelles géométries.

Ext de Critica poética de la razón matemática


Critique poétique de la raison mathématique







Traduction de l’espagnol (Argentine):
Sara Yamila Muchnik, Yann Ludovic Henaff