martes, 22 de mayo de 2018

Carla Demark,

DIENTE DE LEÓN

Pido sólo uno,
porque así me enseñaron.
Soplo un deseo oculto,
mientras desarmo
tu corona de plumas
que se inmola desnuda
a través de la calle.

Así el viento se lleva
algo de lo que callo
y despilfarra por el mundo
la blancura de tu pelo,
el suave velo de los sueños,
los pétalos invisibles
de mis silencios.

Me quedo a solas con el tallo
de tu cuerpo despojado
y pido en tu nombre
que mi poesía
vuele junto a tus flores
para que ambos seamos sólo cuerpo
y dejemos que el alma
se expanda
a través de la generosidad
del cielo.

           
                                                                                                          de Siete mil aleteos (2016)



BLANCO SOBRE NEGRO

Resbalo en el medio del vendaval,
la furia de la calle me golpea la espalda.
El frío endurece mi piel
y carcome la movilidad de este cuerpo.

Paralizada, cara a cara con el cielo gris,
pienso si es que acaso estoy muriendo.
Un nubarrón claroscuro chorrea,
la catarata me trae a la vida, y entiendo
que soy una mancha blanquecina en el cemento
que soy sólo blanco sobre negro.

El agua en mi garganta, los gritos y el silencio.
Ahogada en manantiales,
estancada en el pavimento.
Caí sobre la roca del no vivir,
caí sobre el terreno del desconsuelo.
No hay calle ni vendaval:
soy sólo yo
agonizando de miedo.

 de Siete mil aleteos (2016)


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