miércoles, 27 de diciembre de 2017

Silvia favaretto

                                                                         Pintura   Rafal Olbinski     
Coccix
Las lágrimas caen silenciosas
como lluvia en el mar.
Llorabas bajo la ventisca,
desnudo, sumergido hasta el costado
en el océano.
La playa del Cócito era grís,
el mar una inmensa botella de vidrio verde
bajo las nubes azules.
La tempestad que sentías adentro
era la tempestad que estaba afuera.
Allá me recogiste,
yo
sirena disuelta en la sal,
estatua de héroe de carne.
Me agarré a ti como a una cuerda que me pusiera a salvo.
Tú me abrazaste como un suicida se aferra al lastre
que lo hace hundir.
Me amabas,
y yo te pedí que me mutilaras la cola
con el puñal de Teseo:
gotas de jarabe azul
salieron de la herida.
La libertad, para mi, era terrestre.

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