sábado, 25 de noviembre de 2017
Julia del Prado
Haiku
Tregua no da
desamparo sin brillo.
Mirar resiste
Desayuno níveo
En la casa de Rosa hay un desayuno de amigas, festejan -como en otras ocasiones- los años de amistad.
Al centro de la mesa ella ha puesto la vieja vajilla blanca de la abuela.
Todo está bien, hasta hay música de sus años mozos, que las acompaña. Se aprestan a bailar cuando viene un temblor fuerte. Se asustan, poniéndose a buen recaudo.
Los muebles se mueven, los objetos y adornos se caen. Una de las patas de la mesa del comedor se ha roto. Sin embargo, comprueban que la vieja vajilla de la abuela permanece intacta, nada le ha pasado. Su retrato parece sonreír
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