Y SIN EMBARGO
Levantarse una y otra vez
sobre las ruinas de uno mismo
estúpidamente
erigirse como una torre
de nuevo
y contra los mismos vientos.
Aferrarse al latido y su rutina
declinar el cansancio de la voz
mientras se escarba en la nada
intentando asirse a algo
a cualquier cosa
y solo encontrar el lodazal
del temblor ajeno
tan semejante al propio.
Ingenua torpeza de criaturas
en medio de orfandades
y este apócrifo estigma
de superar la vida
para seguir adelante
hacia ninguna parte... Hacia la muerte.
Pintura de José Caballero
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