martes, 23 de octubre de 2018
Alixia Mexa
ELEMENTO ANTIGUO
Suelo verte, en procesión deliberada
penetrar por la fisura de mis labios, en una flama de adviento…
en puñal sediento, peregrino de los tiempos… larvas bélicas, reconocen tu agonía en serpiente y arena.
Eres óleo depositando verbos de luz en el hambre de mi rostro
Algo me dice que debo reconocerte sin que escape tu imagen por los poros de las eras; y cuando tu espacio medita en mi memoria antigua, cilios como peces gestados en la luna, me mueven, agitan mis costumbres en el efluvio de la inmensidad… eso me hace preguntarme:
¿Qué harías con mi corazón si lo tuvieras?
Tus manos… serían ríos desbordados, arrastrando las fragancias digitales encrespadas, cayendo de la noche…
Ángel greco bebiendo de mi angustia, del rictus de mis ojos; mi piel, necesita de tus alas, mi sangre de tu axioma silvestre, mi pétalo absorbe tu saliva sagrada, hombre de códices lejanos vadeando los espejos.
Tu armonía… fija en piedras lavadas por el llanto, cardenal de soledades místicas; un día naciste triste en macedonia, y antes de que apareciera la crucifixión y la muerte, te habló un ave al oído, dejándote en el corazón mi nombre… así has podido advertirme, en un regressus in infinitum con una túnica diferente en plazas y mercados, y palacios y serrallos; has leído dentro de mis ojos que galopan en la espuma, has husmeado dentro de mis abismos… e intentando conocerme me has perdido entre las multitudes, por eso no logras curarte de ese vacío. Me has traído a regalar signos de oro y barro en pergaminos frescos… soy crisálida, eco de luz rompiendo tu homeostasis}
Promesas en tu prístino lenguaje… tu corazón es polvo de ópalos y obsidiana y madera magenta, vertido en las aristas de los siglos que me esperan.
Soy a veces, esa pasta de otoño gélida que socava tu vientre, anunciando un presagio doloso al margen de la lluviamiel; deseo atraparte en mi fruición, en mi yo primario, ceutí vigoroso, ígnea sal de mi herida errante, tuyos son todos mis caminos, mis señales irritables reptando en tu pensamiento, bajo aquella nieve de volcán; mar extraviado en la penumbra que inmolará tu deseo, para ser tu libertad, la victoria sobre ti mismo.
Tus labios besarán el dolor de la rosa, los tiempos serán los mismos, la sangre se irá… con el ave extinta.
Artista José Marí Llovet
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