POEMA I
Hay una hora
elegida para morir,
no tiene que ver
con un corazón
que se detiene
o con una corona
sobre la pared.
A veces
se muere por un milagro;
el ataúd
puede ser
una esquina cualquiera,
solo basta
que faltes a la cita
para siempre.
POEMA II
Ella camina
las huellas de todas las ellas.
Me mira
y hunde su ella
en el centro exacto
del latido que apura
mi pulso.
Todas sonríen,
y hechizan y se funden
en la levedad de mi destino.
Ella,
síntesis de todas las ellas,
vibra esta
cajacuerpo
que se rinde,
incondicional.Pintura de Paul Delvaux
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