Lo vi agonizar proyectos
en sus días de cautiverio creativo;
sin tomar el desayuno,
las sábanas sin poblar
y su mujer...
Lo oí gritar eufórico
desde coléricos andamios
alturas a estrenar.
Creció
en la arquitectura de sus huesos
y la juventud que no supo conservar.
Su vejez prematura
le hizo cambiar de planes.
Ahora,
garabatea una infancia feliz
y su mujer teje escarpines
en la soledad
de una mesa de dibujo,
sin planos a la vista.
Del libro:
La inmovilidad de los ruidos (2007)
IDENTiDAD
Es inútil
no dejo de insistir
la verdad me enfrenta.
Trato de ser grande
no sé dónde está mi casa;
afuera hay un niño solo.
Del libro:
Qué y otras circunstancias (2010)
Pintura Salvador Dali
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