martes, 31 de julio de 2018
Paco Granados
LA MUJER DEL INTERNADO
Cuatro amigos decidieron ir a visitar el internado donde sus madres habían estudiado. Tenían muchas ganas de ir y al fin poder hacer esa ansiada visita, pero jamás podrían imaginar la sorpresa que allí les esperaba. Al llegar al orfanato, ahora era una especie de museo. Estuvieron visitando las instalaciones, los patios, las galerías, las clases, y la capilla. Visitaron todo lo que pudieron. Uno de ellos tenía un amigo que trabajaba allí y les dejó entrar al museo para que pudieran apreciarlo sin prisas. Llegaron a un salón precioso, era redondo y de estilo árabe. Estaban cautivados por aquella decoración. Prosiguieron su camino por aquel enorme edificio, llegando a un pasillo que permanecía oscuro. Tenía puertas a ambos lados, eran antiguas. José quiso entrar por una de ellas, pero Vanesa y Sonia se negaron. Tenían miedo de que las dejara solas en aquel pasillo tan oscuro. Ángel que se encontraba con José, consiguió convencer a Vanesa y a Sonia para entrar en una de aquellas habitaciones. Al entrar por una de ellas vieron que los muebles que allí se encontraban eran bastante antiguos. Parecía el dormitorio de las antiguas alumnas. Las camas estaban con sus sábanas y colchas puestas. En el armario había ropa antigua, y eso les chocó. Era raro, pues aquel lugar no estaba abierto al público. Decidieron dar otro vistazo al lugar e irse de allí. Cuando se disponían a salir se escuchó un fuerte golpe, que provenía de la habitación que se encontraba al final del pasillo. Ángel y José quisieron ir para ver lo que era, pero las chicas les dijeron que sería mejor que no. Lo mejor era marcharse de allí. Algo raro les estaba diciendo que debían salir de allí lo antes posible. Pero ellos, lejos de sentir miedo, siguieron allí, y fueron hacia aquella habitación. Estaba cerrada con llave. Ángel pensó que lo mejor sería marcharse de allí, pues sería imposible abrir aquella habitación. José pensó que sería lo mejor. Y cuando se disponían a marcharse, la puerta se abrió sola… Los dos se miraron y sin pensárselo entraron. Una vez allí, comenzaron a tener un frío intenso y en una de las esquinas se encontraba una mujer entre sollozos. Sintieron algo de miedo, pero Ángel un poco más envalentonado que José se acercó. No entendía que hacía esa mujer allí sola y entre lágrimas. Ángel poniéndole la mano en el hombro, le preguntó qué era lo que le ocurría. Pero sin darle tiempo a poder ponerle la mano en el hombro ella se giró y le miró. Tenía una mirada profunda. Ángel quedó perplejo sin saber qué decir. José preso del miedo, intentó salir rápidamente de la habitación, pero era imposible, la puerta se había cerrado sola. La mujer con aspecto y voz fantasmal se dirigió a ellos…
“Vosotros lo pagaréis”
Vanesa y Sonia, esperaban fuera sin saber lo que allí estaba ocurriendo. Comenzaron a inquietarse al ver que no volvían. Decidieron ir hacia la habitación y tocaron en la puerta para llamarlos. Era inútil, pues no respondían. Se quedaron esperando sentadas en la escalera. Un ruido les alertó, ellas al mirar vieron a aquella mujer. Caminaba a paso lento sin dejar de quitar su mirada sobre ellas. Vanesa y Sonia entraron hacia aquella habitación, mientras la puerta se cerraba sola dando un gran portazo. Desde aquel día no se supo más de Ángel, José, Vanesa y Sonia.
Cuenta la leyenda, que en aquel antiguo internado se ve a una mujer deambulando por los pasillos y atrapa a todo aquel que entre en sus aposentos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario