domingo, 29 de julio de 2018

Oscar Vicente Conde

PUERTAS

No necesito dar explicaciones.
Soy consciente de mis actos.
Y aunque quieran tildarme
de loco
o de intrigante
o quizá me traten como un incapaz.
Los contradigo.

Y sigo diciendo:
Por esa puerta se fue la luz disfrazada de mujer.
Por la otra entró la oscuridad.
Desnuda.

Sólo una me convenció.

Y aquí estoy.
Tanteando entre las tinieblas.
Escuchando las voces que nadie escucha.

No estoy loco.
Ustedes pueden creerme o no.

Por las dudas, clausuré las puertas.

NOCTURNO

Se escuchan los pájaros con sus conversaciones
antes de pasar a cuarto intermedio,
mientras las ventanas pestañean somnolientas.
Un grillo grita cansado.
Las escasas luces titilan inciertas,
reflejan en los espejos su escasa capacidad de asombro.
Los niños guardan sus manos bajo las almohadas.
Los hombres esperan junto a la hoguera,
donde se incineran los últimos sueños.
Alguien espera bajo el dintel.
Se disecan las últimas flores en el jardín invisible.
No hay brisa que acaricie los solitarios árboles.
Ni pasos que adulen a las sombras.

Una voz lejana reclama bajo la luna rojiza.
El silencio se hace eco temprano.

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