Reflejo
Algunas
veces veo en el estanque
sobre
un tapete de luz infinita
temblar
de frío a la luna.
Pienso
que el agua,
no
la culpo por eso,
al
sentirse presa y sola
en
las noches heladas,
sueña
y se cobija
con
historias de apariencias.
La
madeja
En
la punta del ovillo estaba el llanto,
dormido,
agazapado en las tinieblas del todo.
En
ese lío a disiparse por calles grises y ríos negros
se
escondía, el primer acorde del suspiro.
El
sol en lo alto,
engendrado
por el balbuceo sur de una vieja guitarra
y
el grito verde y llano de la pradera,
fue
luz original de la poesía.
El
después es el ahora,
el
tiempo donde devano los sueños
donde
las palabras,
cada
vez más precisas,
no
intentan llegar a la otra punta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario