Leonor Rodríguez Rodríguez.

.                                                 Pintor    Gimeno Barón / Francisco
 
EL HUERTO

Es Miniet un encanto,
por correr tras un perro
se ha echo daño.

Su huerto el perrito ha destrozado.

Pobre niña, correr tras un perro...
¡patada le hubiera dado en el trasero!.

El huerto enojado se puso,
el perrito le gruñe con disimulo.

Zanahoria en pie se ha puesto,
bonachona frunce el entrecejo,
cuando el perrito pasa por su lado
bate su melena verde con agrado.

Las acelgas se reunen en ramo,
al perrito en la cola le han pegado.

Huye el perrito, asustado,
dándose de morros con un espárrago,
con cara seria y mandona
le indica irse para otra zona.

El perrito se arrodilla, sumiso,
mira al cielo y al huerto remisos,
implora por todos los canes
le dejen pasar a otros lares.

Llega al lado de Miniet
que, llorosa frota su pie,
ésta sorprendida se queda
de ver al perrito a su vera.

Perrito perdón le pide,
su hueso estaba guardando
en el fondo del huerto encantado,
su tesoro más preciado;
hueso necesitado en momentos de arrebato
cuando sus caninos incipientes
le incitan roer y roer.

Miniet embobada se queda
mirando al perrito que babea,
con regañina bomdadosa
da permiso cariñosa
que, guarde su hueso querido
sin destrozar todo el huertico.
 

8-10-2009
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ESTA NOCHE

Danzan en hoguera de San Juan
duendes misteriosos
en desenfreno,
de dos almas que se adoran
que juraron amor eterno.
Embeleso en esta noche de ensueño
caminar de pies en césped virgen,
campiña sinuosa de tus requiebros
siente la que por tu fuego vive.
Noche de Luna en sombra
alumbrada, solamente, por la llama
en colores de arcoiris resurgente
de dos concéntricos corazones.
Noche pasmosa, de entrega
de dos cuerpos que se piden
desfogar sentimientos encontrados
en deleite de miradas refulgentes.