miércoles, 28 de noviembre de 2018

Laura Mastracchio

 CORTAFUEGO

Por modestas calles deambula
un hombre de memoria casi extinta:
una ráfaga de nostalgia le sacude el sombrero
sin esperanza para la flor que lo adorna,
ni para el deseo disperso que besa su frente.
El olvido y el porvenir, presuntuosos,
caminan junto a él hacia un portal no conocido:
rozar el muro, hurguetear en sus raíces,
traspasarlo con la conciencia de no retroceder,
penetrar la sombra, y ser silencio absoluto.




 LOS VENCIDOS

 ¿A qué supo la voz
tambaleándose en sus bocas?
Y cuando exiguas las palabras
miradas descendieron,
¿a qué supo el despertar?
¿A qué,
el murmullo de sus miedos?
Y cuando súbita la urgencia
mandatos resistieron,
¿a qué supo el batallar?
¿A qué,
el rugir de los sentidos?
Néctar
y cuerdas de seda.
Labios carmín despuntando
el silencio.
Del lienzo blanco,
los cuerpos:
¡la victoria de los vencidos!



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