Composición.
Tema: La vaca.
Él
despertaba a las cuatro. Vestía su ropa de fajina, tomaba el café
negro, una ginebrita, y se iba al campo con paso tosco y seguro.
Volvía
a las dos horas y media a desayunar bien, para luego continuar la
jornada casi sin descanso, interrumpida sólo por unos mates y algo
que morder cuando picara el hambre.
En
un tiempo lo había admirado por tesonero y su afán trabajador. Eso
la enamoró, junto con aquellos ojos grandes y oscuros, y esas manos
recias que levantaban cualquier peso sin esfuerzo a simple vista,
cual papel barrilete. Durante el día lo añoraba, y esperaba con la
cena lista para contemplar su porte rudo y apuesto a la luz del
farol.
La
casa era amplia y fría, aislada en medio de grandes sembradíos con
unos pocos animales y una pequeña huerta que también ella cuidaba.
Lo
despedía mientras juntaba tazas y platos. Luego de dejar todo en
estricto orden, ensillaba al caballo que la llevaba hasta la escuela
donde daba clase.
Ya
no lo extrañaba. De hecho, todo su amor se había convertido en odio
y resentimiento desde el día en que una injusta paliza con olor a
vino le hizo perder al niño. Había ansiado mucho esas risas
infantiles que todo lo impregnan de alegría y perfumados juegos.
Pero un golpe fue certero. Uno solo bastó para robarle por siempre
la ilusión de ser madre.
Jamás
se habló del tema. El silencio se hizo eterno y pesado.
Camino
a la escuela rumiaba su odio y desesperación. Al llegar, en lugar de
iluminarse con esas tiernas miradas, oscurecía a tal punto que el
gélido silencio hogareño se mudaba al aula. Todo era planificado,
exactamente calculado, y no había tornado o fiesta que la desviara
de lo que ella consideraba su deber.
Los
niños no se atrevían a respirar fuerte. Ninguno era suyo, por eso
los aborrecía. Cualquier cuenta mal hecha o palote torcido desataba
su malhumor.
Cierto
día de mucho frío, llegó tarde una niña de triste semblante, la
más pequeña del grado. Por supuesto, recibió su castigo por tal
osadía. En un rincón y sin recreos, debía escribir dos hojas de
una composición cuyo tema era “La vaca”.
Cuando
la maestra, que con mueca siniestra disfrutaba el momento, le dio la
hoja con el título, la niña la miró fijo. Al instante unas gordas
lágrimas brotaron de sus ojitos. Nada dijo la maestra, nada dijo la
niña. Sólo escribió unas pocas palabras y al cabo de dos horas
entregó la hoja, que la mujer dejó sobre el escritorio con soberbia
y sin leer. Seria y con gran ademán dio un discurso acerca de la
responsabilidad y la disciplina. Y envió toneladas de tareas para el
hogar. Al sonar la campana, juntó sus cosas, las guardó con un
orden obsesivo y volvió a su casa otra vez rumiando la desesperanza.
Presta
a corregir los cuadernos, sacó la hoja de la niña y leyó:
La
vaca es un bicho malo como mi maestra.
La
vaca mató a mi mamá.
Mi
maestra no me deja olvidarlo.
Atónita
quedó. Jamás le faltaron el respeto de tal manera. Su ira estalló,
los gritos se mezclaban con el ruido de la loza rota. Arrojó una
plancha de hierro contra la foto enmarcada que posaba sobre el
modular. ¡Desgraciado! gimió, mientras hacía volar los cajones de
cubiertos por el aire. En ese instante él regresó. Al abrir la
puerta, se le abalanzó endiablada con la cuchilla hacia el cuello, y
con cada puntada su risa se volvió más histérica y chillona.
Quedó
tieso en el piso reflejando aún la sorpresa en su rostro.
Ella
respiró hondo. Le costó arrastrarlo al zanjón, pero el lodo que
produjo la llovizna le permitió deslizarlo. Limpió y barrió la
cocina.
Durmió
como siempre y se levantó al alba, como la rutina le exigía. Sólo
preparó te.
La
lluvia torrencial no la amedrentó. Salió a caballo pese a los
tirones y corcoveos que éste daba. Mas a mitad de camino el animal
se plantó y ella resbaló a un charco. Cayó tan mal que el crac de
su columna tronó al igual que la tormenta.
Pasaron
horas. No se inmutó. Con los ojos muy abiertos miraba al cielo. La
comprensión fue ganando lugar en su alma.
Soy
la vaca empantanada que en su furia se hunde cada vez más, pensó.
¡Perdón
niña! ¡Seré tu ángel!
Y
expiró.
UN CUENTO MUY DOLOROSO....
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