Rodeada
de nieve
Con
la mirada perdida en ese horizonte blanco, a través del ventanal,
siento un estremecimiento en mi espalda. Percibo en mi olfato el olor
a pinos.
El
fuego arde alegre en el hogar de piedras, cada tanto, chispazos que
hacen más cálido el ambiente.
La
piel de oso frente al gran sofá, me tienta, quisiera abandonarme a
ese calor y dejarme caer con un libro de la muy granada
Biblioteca, que guarda una
aroma especial a libros antiguos.
El
sol se está ocultando rápidamente, ahora mi mirada es hacia el gran
bosque que me rodea, no se divisan las espinas de los pinos y otros
árboles, todo es blanco dorado por el sol que cae.
Se
que el que me acecha, se encuentra vigilante y ante la mas mínima
distracción de mi parte, atacara.
Estoy
abastecida de víveres por lo menos para tres meses más, igual el
granero esta hasta el tope de leña, espero cada día , que el
helicóptero sanitario que tras un prolongado silencio, suele venir
para anoticiarse de alguna desgracia , venga por acá.
Recuerdo el día de mi
última salida al bosque, recién comenzaba a nevar, suave, fría.
Quise sacar algunas moras que quedaban en las zarzas, para hacer
mermelada. Sentía en mi paladar el gusto a moras, con su perfume
característico. Me aleje bastante de la cabaña, acompañada de
Catriel, mi perro ovejero.
El
saltaba alegremente, hundiéndose en la suave nieve siguiendo unas
liebres, cuando escuchamos los disparos, Catriel gruñía ferozmente
y corrí hacia la cabaña, alentándolo a que me siguiera, seguro
algún cazador furtivo,, era el autor de los disparos.
Llegue
rápido a la entrada de la cabaña, no volví a ver a Catriel, a
pesar de mis llamados desesperados, encontré sonando a todo volumen
Silencio de Beethoven en el grabador, todavía no me explico cómo
pudo encenderse y si fui yo, porque no me acuerdo. Esa noche casi no
dormí.
A
la mañana siguiente, armada con la vieja escopeta de mi padre, salí
a tratar de encontrarlo, toda búsqueda fue inútil, ya han pasado
veinte días. Cada tanto, disparos resuenan en el bosque, mi congoja
no tiene fin, pienso en Catriel capas herido muerto de frio, sollozos
me estremecen, sin perder todavía la esperanza.
No
entiendo la tardanza del helicóptero, ni la desaparición de
Catriel, me encuentro totalmente aislada porque, la noche anterior de
la desaparición de mi perro, el viento huracanado voló quien sabe
dónde mi antena de internet.
Cada
vez me convenzo más de mi error y porfía, por venir a pasar el
invierno en la cabaña de mi padre, donde me siento como en un nido
acogedor, pero me parecía que la idea era maravillosa para escribir
mí nuevo libro.
Justamente
el tema es sobre un perro que desaparece en la nada y la
protagonista, al encontrar un cuerpo semienterrado en la nieve, hace
las mil y una para encontrar al asesino.
Me
estremezco, estoy viviendo esto…solo tengo que encontrar el cuerpo
y estaré escribiendo mi realidad.
Me
alejo del ventanal y pongo un nuevo cd en el grabador. Es de música
electrónica, quiero que las malas ideas se alejen de mi mente.
Pero
se ve que no estoy bien, lo que está sonando es un tango, de los que
tenía papa.
He
sentido un ruido en el dormitorio de mi padre, pero estoy sola,
recuerdo , hoy es aniversario de su muerte, que está pasando acá?.
Lo
más despacio que puedo me acerco y abro la puerta, la luz está
encendida y el placar abierto, medio caído en el piso de madera, un
vestido rojo, de quién?.. y lo peor justo donde encontramos a mi
padre muerto , que el médico legista dijo había sido un infarto..
lo tomo entre mis manos, es un vestido muy fino, algo me sucede ,
siento que todo me da vueltas.
No
sé cuánto estuve, inconsciente, solo recuerdo lo que me parece un
sueño, me veía yendo a una gruta cercana, donde en mi niñez solía
jugar con mis primos.
Algo
encontré ahí ..y después la nada…me levanto , dejo todo como
encontré, me voy al salón y me recuesto en el sofá tapada con una
manta, tratare de esperar el nuevo día para investigar…
El
grabador sigue sonando suave, melodías que escuchaba cuando niña,
como si supiera que me quiero dormir.
Alguien
mira desde lejos la cabaña, iluminada, con humo saliendo desde su
chimenea, hasta acá le llega el aroma de leña que se consume, le
parece un nido acogedor, en medio de todo ese bosque nevado.
Feliz de poder compartir con todos los que leen y ven esta revista!!!!!
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