jueves, 15 de junio de 2017

© Norberto Barleand

                                             Obra de  Robert Neffson



 Ciudad




Amo esta ciudad desde su origen,

Oculta, vagabunda,

la neblina oscura de sus tardes.  



Amo los sótanos,

la prepotencia del sol en las veredas,

un verano de vino en madrugada . 



Amo la lluvia en las paredes,

el balcón del amante ,

los naufragios de pasiones inconclusas. 



Amo el otoño trepando las puertas

con timbres de rojas porcelanas,

canarios de un patio en primavera

las cornisas arrugadas del invierno.



Amo los barrios petulantes,

donde transcurren el dolor y la alegría,

los gallos del suburbio

una luz atrapada de caricias

en el barro de los ojos

con sus ánforas de lágrimas perdidas. 



Amo el corazón de las calumnias,

la soledad de calles sin retorno,

el acero en los pedales de la noche. 



Amo los destellos de la luna,

la esperanza del canto en los silencios

y un coro de amor en las entrañas

que juega con los párpados

a mirar el cielo y su distancia


 




ESQUINA


Me alejé del barrio

con una fábula de imágenes

hacia los umbrales del futuro.



Rebeldías inciertas,

multitud de ágoras perdidas,

jornadas,

laberintos.




Parodias de cotidianas espesuras,

tembladeral de pasiones y diluvios.



Las ausencias sucedieron en mi mente

olor a recuerdo,

casi olvido



Transcurrieron

años ,

congojas,

sonrisas



Cuando volví a la esquina

encontré al flaco Trejo

en el mismo lugar

debajo del farol ,

ajado de tiempo

y telaraña de noches sin retorno



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