Malala
A las mujeres que sufren y luchan
Ella estaba destinada
al destierro terrenal
Lamentaba desde niña
conocer ese presagio
haber nacido en aquel
lugar del mundo, su lugar.
Ella ahora descansa debajo de
aquel árbol, respira profundo
un aroma de azahares
para sobrevivir a las balas
al hambre, a la ignorancia.
Sin voz para ser oída
sin libros para ser leídos
un futuro sin sueños
un mundo sin futuro.
Sólo una mujer
venciendo el miedo
en cada grito de justicia.
Aroma a café
Ese café tiene el sabor
de la desnudez, de la juventud
la marca de lo perenne
del hechizo, de la locura
la debilidad del tiempo
de la levedad, de la golondrina
la incontinencia del mar.
Ese café tiene el sabor
de la rebeldía del viento
la forma de una obra de arte
la bulla de los duraznos
de lo intangible, de la calma
la esclavitud de una caricia
el jubileo de las violetas.
Ese café tiene el aroma
de los enamorados
del delirio de las fresas
del desenfreno de las lágrimas
de un otoño amanecido
del cruce con los amigos
de los bares de Buenos Aires.
Ese café encierra
la maravilla de la vida real
la sensación de lo inesperado
la fuente de los significados
el testimonio de los sueños
la huella de lo inevitable
la presencia del pasado.
Ese café es la idea misma
de los cantos de fiesta
el lenguaje de los pájaros
el río de azahares
la historia del tiempo
la posibilidad del encuentro
entre la sombra y la luz.
.-
Mil gracias Gladys por tan bello regalo. Es hermoso compartir mis poemas en este blog, tan delicado y comprometido con lo cultural.
ResponderEliminarGracias Nora querida por tus palabras y sos bienvenida siempre besotes tus palabras me hacen dar fuerzas para seguir adelante
EliminarMe gusta muchísimo
ResponderEliminarMe alegra Manuel, gracias por comentarlo.
EliminarGracias Manuel por visitar el blog
EliminarMe gusta muchísimo
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