viernes, 1 de septiembre de 2017

Sonia Saavedra

                                            
                                           Revuelto de almas

La algarabía de pájaros, que entra por mi ventana es abrumadora, me quedo pensando, como nosotras en el taller, tratando de imponer una opinión.
De a ratos mientras por mi cabeza, pasan las letras, palabras a toda velocidad, vuelvo a pensar que volcar en el papel.
La humedad me tiene pegajosa y molesta, trato de poner orden en mi mente, pero el ruido de mi palo de agua es intenso, señal de que alguna alma requiere mi atención, me dejo llevar por mi espíritu.
Si, es Santiago que me dice no te olvides de mí, me estremezco seña de que está muerto, pero luego recuerdo que abuela decía, que nuestras almas van y vienen a su antojo, mientras dormimos, a lo mejor está dormido.
Vienen a mi entendimiento, los precios como hacer para envolverlos en un conjuro, en donde no puedan subir, por más que los dueños de ellos los quieran levantar.
También vuelan delante de mis ojos, los medicamentos y los miles de jubilados que lloran.
Y los despedidos qué? Me pregunta el corazón? me he quedado muda no sé qué contestar. Y la luz y el gas? Sigue mi cable río cerebral protestando.
Luego los hago callar a todos, recién escucho que un niño de 14 mato a uno de 10, que las chicas perdidas no aparecen, que una mujer quemo al marido, que Anahi todavía espera.
Un estremecimiento de todos mis instrumentos musicales, me lleva a pensar que en la habitación, estoy llena de almas, que quieren ser convocadas en mi papel, si, los niños de Siria aúllan de dolor, por sus padres sus abuelos, por ellos, que no pudieron cumplir con su plan en la tierra.
Los palestinos, los africanos todos, los afroamericanos.
Quedo en silencio, entiendo por qué mi palo de agua no deja de sonar, son miles de miles las almas que piden ser recordadas.
Desde lo más alto en el norte, vienen en tropel los nombres a mi entendedera, con velocidad increíble pasan de mi cabeza a el papel, atapascos , yumas apaches y yuquis, los veo soberbios. Sobrevolando América toda me deslizo por los cielos llegando hasta mi computadora, me siguen almas
Iroqueses , Hurones, tupis , caribes, arauacos, tainos y guaraníes.
Charruas , pampas, araucanos puelches tehuelches y onas. Aztecas, mayas incas, mapuches.
Me impresiona la cantidad de almas que me piden las incluya en mi escrito, pienso, los que quedan son invisibles? Me doy cuenta que sí.
Es cuando las lágrimas que caen de mis ojos, me ciegan y no sé qué más escribir, es mucho el dolor, la habitación se llena de luz, veo caritas sonrientes, veo Anahi, veo Santiago, los aborígenes americanos, todos envueltos en luz. Se, sin saberlo que mis lágrimas de dolor y piedad, mi no, olvido, les hace bien…
Termino de escribir, ahora llegar al taller, leer, compartir, lugar de paz, de armonía, de amor.

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