jueves, 20 de diciembre de 2018

Julia del Prado



Dicha de contemplarte

Oh mi querida chica aquí me tienes. Soy tu gato pero tú ya no me miras. Eras mi gata en otra vida. Disfrutamos hasta el cansancio. Corríamos uno detrás del otro. Vivíamos en azoteas. Conocimos algunos barrios de Lima. Éramos unos cazadores mentados y comentados en la prensa local. Roedor a la vista. !Zas le caíamos!

Un día nos adoptaron. Tuvimos hogar. Nos adaptamos a nuestro nuevo y diario vivir. En las noches dormíamos en camita. Ya no salíamos a cazar, como antes. Comíamos lo que nuestros amos nos daban, con amor. De cuando en cuando nos escapábamos, hacíamos honor a nuestra especie. Gatitos nacieron de ti. Los quisimos. Lamidas de padres. Eras buena madre.

Recuerdos vienen a mi mente. Me pregunto Qué será de nuestra familia? Sabes a algunos de nuestros muchachos los encontré en mi cielo. No vi a otros, tampoco a ti.

Se de buena fuente que los amos viven dichosos en un hogar diferente, en un cielo contiguo al que estuve. Todavía no los veo en la Tierra.

Has regresado como persona, estás enamorada, te das suculentos besos con tu macho actual. Le tengo sana envidia.

Yo sólo atino a mirarte las piernas y más arribita. Me gustas. Pero no me reconoces. Ah chica, mi chica qué vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario