jueves, 20 de diciembre de 2018

Julia Elena Agostina

Solo quedó un corazón
llorando en aquella casa
desolada la ausencia de
un amor imposible.





 Hombre de luz,
más allá de los recuerdos,
más allá de la vida y la muerte, serás en mi vida un torrente de armonía.
Hombre de mirar sombrío,
fuiste en las estaciones del tiempo ser de poca energía,
te dejaste vencer ante las adversidades.
Al caminar por calles desoladas en busca de una pócima para aliviar tus heridas, solo encontraste desamor y tristezas.
Viste tu vida pasar hecha añicos.
En tu lecho de muerte he permanecido viendo como se te va la vida,
no temas, entrégate a esa luz que con su esplendor te llama, cruza el puente de la eternidad y acaba con tu sufrir.
Tomaste mi mano y correspondí en señal de una perpetua reconciliación.

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