miércoles, 19 de diciembre de 2018

M. Luz Ríos Iribarne

Hoy me vi en el espejo, y vi una gran mujer.
Vi belleza, y a pesar de la fragilidad, fortaleza.

Hoy me vi al espejo, y vi una gran mujer, que ya había visto.

Pero soy, y he sido miles.
Miles que ya no soy,
aunque sus monstruos aún me habiten.

Soy el peor de mis monstruos,
y los monstruos de quienes ya no soy se fortalecen.

Hoy vi el espejo y vi a alguien que ya había visto.
Y a veces yo también olvido, porque la van devorando.







 Soy un ave
dentro de una jaula de asfixia,
de la que mis manos
fueron minuiciosas orfebres.
Me aprisiona el cuello
un grillete de acero
que yo misma
me coloqué gustosa.
Mis alas se doblan
y pliegan heridas
bajo el peso plomizo
de mis sueños rotos.
Volveré a abrir mis alas,
arrancando toda prisión,
especialmente las voluntarias.
Voy a gozar de lo aprehendido
voy a crecer del dolor
Voy a renacer...
Pero ahora sigo en cenizas,
terminando de llorar.


Pintura Roberto Ortiz

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