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Ocho cuarenta
Ellas tropezaron...
desembarcaron infancia
en la capital dilatada;
tanto frío pagado
con monedas de agua
dejaron el cauce
abierto a la rapiña.
A la textura de los años
arbolados
se le acopian tachos
llenos de pueblo,
vacíos de pescado;
ya no pueden volver
no hay barco
ni piernas
además
el río es una vieja fábula
Pateando tachos
Feria desdibujada,
breve viaje al sur
con la promesa de nada.
La brecha en tiempo perdido,
al compás de la medida,
derrumba
la tarde de la tarde.
Supervivencia
Siete hijos
cincuenta kilos
pan para el hambre
silencio y grito
obrando en la basura.
Melena en el barro
sin límites;
muchas veces
de techo en techo,
otras horas
de trapo en trapo.
Siete hijos
catorce brazos
para un cuello.
Ocho cuarenta
Ellas tropezaron...
desembarcaron infancia
en la capital dilatada;
tanto frío pagado
con monedas de agua
dejaron el cauce
abierto a la rapiña.
A la textura de los años
arbolados
se le acopian tachos
llenos de pueblo,
vacíos de pescado;
ya no pueden volver
no hay barco
ni piernas
además
el río es una vieja fábula
Pateando tachos
Feria desdibujada,
breve viaje al sur
con la promesa de nada.
La brecha en tiempo perdido,
al compás de la medida,
derrumba
la tarde de la tarde.
Supervivencia
Siete hijos
cincuenta kilos
pan para el hambre
silencio y grito
obrando en la basura.
Melena en el barro
sin límites;
muchas veces
de techo en techo,
otras horas
de trapo en trapo.
Siete hijos
catorce brazos
para un cuello.
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