Bautizado
de sal
ahora
recorro espacios
donde
nadie dejó antes su aroma,
donde
no hay días ni noches,
sólo
el resplandor de una superficie
Y
ya no visto más que con algas y corales
-no
necesito más disfraces-
me
embriaga la intemperie azul de las profundidades.
Bautizado
de sal
-a
quien otros llaman el ahogado-
soy
dueño absoluto de mi destino
de
mis silencios.
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Extender
el cogote
precisamente
de atrás y arriba de la cabeza
como
para que el cuchillo penetre bien
y
la sangre no salpicara
el
cuerpo de mi abuela.
Esa
sangre regando la tierra
como
pidiendo perdón
como
amapolas muertas.
De
atrás
como
para no ver el miedo
en
los ojos de la presa
no
ver la tristeza.
Después
saborear el estofado
como
ritual
como
venganza.
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No
le da de comer a los pájaros.
Sólo
al borde de la jaula
les
lee versos.
Al
final
serán
poemas
los
prisioneros.
Qué bueno, Gracias Gladys...
ResponderEliminarGracias Gustavo por tu participacion en la publicacion
ResponderEliminarmuchos cariños
Gladys