Foto de Lars Meyer
HOY DE PRONTO
No es posible ampararse con maneras sombrías
y así ocultar el fondo lesivo de una suerte.
Llegamos hasta un sitio henchido de palabras,
entre ávidos números, entre inútiles puntos
y líneas con mil fugas y ninguna ventura.
Insomnes caminamos con fatigoso afán
para enhestar el alma con la fe de otro inicio
y transidos volvemos sin lucir nuevo rostro.
Y no es posible ya intentar predicciones
porque la realidad impone su altiva certidumbre
y nos conduce a todos por riesgosas mudanzas.
Hay un rencor perpetuo que invalida tajante
estos últimos días fragmentados e iguales.
Mas de pronto escuchamos la risa de unos niños.
EN LA CERTEZA
Pronto llegará la penumbra
y hostigará todo a su paso.
Acecharán luego las sombras
y todo quedará como escarpado
y largo espacio intransitable.
Pero puedes hablar y recordar
tu cuerpo mismo y las líneas
cimbreantes de alguien
que aún repara con amor
el asiduo zigzagueo de tu paso.
También habitarás algún estío
en un mes inicial de latitud ansiada
para baldar los gélidos sucesos.
Después el cielo atronará
y enseguida la lluvia
dispersará el sugerente aroma
que la tierra libera complaciente.
Mira el descenso rítmico del agua,
siente el atabal discontinuo del trueno
y mira el súbito destello del relámpago
desde el grato reparo en el que te hallas.
Todo ahora parece prometerse
y sonríes porque al fin lograste
vivir una certeza no esperada.
HOY DE PRONTO
No es posible ampararse con maneras sombrías
y así ocultar el fondo lesivo de una suerte.
Llegamos hasta un sitio henchido de palabras,
entre ávidos números, entre inútiles puntos
y líneas con mil fugas y ninguna ventura.
Insomnes caminamos con fatigoso afán
para enhestar el alma con la fe de otro inicio
y transidos volvemos sin lucir nuevo rostro.
Y no es posible ya intentar predicciones
porque la realidad impone su altiva certidumbre
y nos conduce a todos por riesgosas mudanzas.
Hay un rencor perpetuo que invalida tajante
estos últimos días fragmentados e iguales.
Mas de pronto escuchamos la risa de unos niños.
EN LA CERTEZA
Pronto llegará la penumbra
y hostigará todo a su paso.
Acecharán luego las sombras
y todo quedará como escarpado
y largo espacio intransitable.
Pero puedes hablar y recordar
tu cuerpo mismo y las líneas
cimbreantes de alguien
que aún repara con amor
el asiduo zigzagueo de tu paso.
También habitarás algún estío
en un mes inicial de latitud ansiada
para baldar los gélidos sucesos.
Después el cielo atronará
y enseguida la lluvia
dispersará el sugerente aroma
que la tierra libera complaciente.
Mira el descenso rítmico del agua,
siente el atabal discontinuo del trueno
y mira el súbito destello del relámpago
desde el grato reparo en el que te hallas.
Todo ahora parece prometerse
y sonríes porque al fin lograste
vivir una certeza no esperada.
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