domingo, 17 de julio de 2016

Maria Rodriguez



FICCIÓN
Corría tras de mí,
muchedumbre de amor.
Multitud de pasión, infinitud de gozos.
El mundo de la luz me perseguía.

Y era yo, descarnada de mi carne,
quien tras de mí, alocada
de placer, por tu estepa se partía.
Y otra vez.,
y otra más, era mi propia mano
que cosía uno a uno
los harapos de tu cuerpo
y a mi cuerpo,
uno a uno, los unía.

En eclécticos espejos trasvestida,
por tu abrazo vacío construía
inconclusas ciudades de indulgencia
y en impostada voz
me repetía
promesas que tu acento me negaba.

Era yo,
toda yo, de razones apartada,
incansable correr tras de mí misma
para poder alcanzar
tu lejanía. 

 Poesía congregada (2014)
Editorial Dunken



La chica del impermeable rojo
Húmeda de plata fina
era la mano
de la chica del impermeable rojo,
un pez sagrado.
Al cruzar el río de su cuerpo
la barca de mi carne se mecía.


 Poemario (2014)

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