Fotografo Gyula Halász
Es
allí donde la muerte espera,
donde
los sueños han caído
como
frutos maduros,
donde
el sol
se
derrama en las veredas.
Una
noche casi azul…
y
la luna
con
su puñal nacarado
la
crucifica.
Las
calles ahogadas en los nombres que ya no están,
canciones
de lluvias extraviadas, momentos decapitados,
sueños
rotos, la vida demorada en una esquina.
Ya
no, madre, ya no suena el grillo de la infancia.
En
el espejo huye aquella niña
y
se desvanece en la niebla del tiempo.
Qué
débil la rosa del verano
que
nos separa
del
hielo del invierno.
Y
el juego del sol
contra
la plenitud de la sombra.
Que
débil la luz de la sonrisa
que
nos separa
del
rodar de una lágrima.
Y
este vibrar hondo de la vida
que
nos abrirá la ventana de la muerte.
Del libro y la llovizna leve
No hay comentarios:
Publicar un comentario