Del libro Cielos Paralelos
170
Retorno
a mi casa por caminos de bruma,
hay
signos nuevos, señales difusas,
carros
volcados y barro alrededor,
Itaca
entre brumas, allá voy,
lanzado
en la mirada
el
camino es confuso y largo en el aire,
como
el pájaro negro en la rama con su desesperación perpetua,
ser
uno mismo y uno solo,
el
infinito en la gravedad del destino como el pequeño pájaro,
tengo
la religión del vuelo,
el
espíritu de la tarde
que
se arroja al vacío.
171
He
logrado deshacerme del grito devorador
y
del musgoso silencio,
he
logrado emerger como un secreto
con
la sílaba que abrasa,
he
logrado alzar un muro
en
las grietas amarillas,
pude
ascender hasta la piel del dolor original
donde
la boca perpleja se hace viva y transparente
y
todo parece inmutable.
Y
así, roca en el mar,
con
una sangre porosa
donde
se extravían los peces,
de
pie sobre las olas en el fondo de las miradas,
aquí,
donde el viento deja su pesada tela
el
primitivo dolor llega
como
bandera de enemigo,
a
esta roca espejo del mundo
irrespetuosa
y convincente,
llegan
las incesantes olas
con
el soplo de remota noche,
la
noche que trae nuestro destino de arena.
Y
yo aquí, roca en el mar,
desconocida
por los hombres,
he
logrado deshacerme del tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario