lunes, 24 de septiembre de 2018

Ara Nasilov


LA NIÑA

   Despertó otra vez mojada. La van a retar. Ella no quiere pero se le escapa, no puede aguantar.
   En el almuerzo se le cayó el puré sobre su pantalón rosita. ¡Y era nuevo! Otro reto seguro.
   Quiso hacerse una colita en el pelo con su moño a pintitas pero sus brazos no llegaron.
   ¡Uf! ¡Esto de haber vivido más de noventa años!

                                                                         

ENTREGA

   Ella tomó sus medidas tímidamente; rasgó con delicadas tijeras las cortes que se adaptaban a la figura de Juan. Hilvanó con esperanzas y en cada puntada iba una ilusión. El hilo, la perfecta trenza de tejido que enlazaba su vida con la de él.
   Cuando todo estuvo listo, planchó con destreza cada arruga y preparó un envoltorio preciso y pintoresco.
   A la vuelta de la esquina, Juan, el mendigo, marchaba con ropa nueva.
                                                                            

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