BALAS, BALAS, BALAS Y
MÁS BALAS
“Balas, balas,
balas y
más balas, siempre
lo mismo:
asesinatos, extorsiones,
advertencias,
crímenes políticos,
venganzas
siniestras y venganzas
pasajeras, de
amor, de pura
emoción,
balas y venganza,
venganza y balas,
balas, siempre
pasando la
medianoche se
hacen presente con
su trueno pá!
anunciando otro muerto,
otro herido, la
misma pregunta: “¿quién fue?”,
las mismas
advertencias: “no te asomes k te puede caer”,
el mismo miedo de
los
niños inocentes:
“¡hay mamita qué miedo!”
la chismosería:
“vamos a ver dónde
ha sido”,
nunca se sabe qué
pensar al respecto,
a veces hay
ráfagas:
tá tá tá tá tá tá,
tal como si
martillara
un demonio,
en ese momento
¡qué hacer!,
¡qué chucha hacer!
te repites, te
repiten:
“así es, es así,
así es, así es”,
la noche cubre al
silencio
con su manto de
reflexión
y de miedo,
mientras los
medios aprovechan
y utilizan los
asesinatos
como teatro de la
realidad,
haciendo de ellos
tremendos estrenos
nocturnos,
con impresionante
narración de los hechos,
en todo un
programa exclusivo,
para ver antes de
dormir
y al otro día preguntarte
¿por qué sientes
miedo?
muertos en la
televisión,
silencio, miedo,
todo es tan
peligroso y
tan tranquilo a la
vez,
el orden no
existe,
en un país
donde robar te da
más plata que
estudiar
¿qué chucha
puedes hacer?”
SHAKESPEARE DE MADRUGADA
“Yo a ese señor lo conozco:
ese señor se keda hasta las 6 de la
mañana
conversando consigo mismo o escribiendo
parte de su diálogo en un papel (noche a
noche)
todas las madrugadas.
Le gusta mucho el Teatro y, en especial,
la Comedia, por eso para con puros
Chistosos,
y actores de la Calle, de esos que
sonríen sinceramente,
que no pueden ocultar su maldad.
Le gusta, también, ver la vida
como en un cuadro, una tragedia,
como una película, como una fotografía,
todo su mundo
dando vueltas con música y visiones de
alegría.
Le gusta hacer la descripción de sus
hechos
versando pasajes tristes y apelando al
verso poético
o a la rima decadente, según califique
la lectura de
sus textos, que gusta criticar, destruir
y volver
a intentar escribir.
No se queda tranquilo durante
su coloquio de madrugada, cada cierto
tiempo
(una hora y media)
observa la calle desde la ventana y
el balcón, para mirar los detalles
y regresar a seguir conversando consigo
mismo, mientras escribe o lee o habla
solo
(en silencio o en voz alta).
Le dicen Shakespeare porque está
loco
y le gustan varias de las obras del
mentado,
pero también porque le fascina el
erotismo artístico,
las rimas y letras de sabios,
poetas, escritores, músicos, viajeros,
médicos, economistas
y bandidos de alto calibre.
La Calle es su Mundo aunque esté
encerrado
en sus pensamientos, pues los otros que
también
mueven al Mundo son su mayor
preocupación,
le gusta retratarlos, incluirse, e
intenta darles voz,
porque de ellos depende el
equilibrio o el desequilibrio
de su país (por ser mayoría).
Todas sus noches que, poco a poco, se
transforman en días
terminan con él echado en un Gran
Silencio, dejando que los
pensamientos vuelen y se pierdan
y así, también, dejando que, poco a
poco, se vaya callando
la Música y se quede dormido
porque ya viene el día”
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