viernes, 23 de marzo de 2018

Marianna Espezùa


Balada de la gata melancólica

I

Mi madre me dijo que vio a mi hermana muerta entrar en su vientre
5 horas antes de que nazca. 
Nací feminista, puta y felina.
Para los 13 años empecé a ser feliz
hasta que aprendí a soñar.
Renuncié a los colores convencionales
para crear un nuevo tono
similar a un maullido pero con piernas para huir
temprano
antes del desayuno.

Mi madre me dijo
“al que tiene manos nada le falta”.
Y a mí me falta un pedazo
de algo
no alguien
de algo
que me ayude a manifestar la inconformidad de mi ser

Diría: Perdón por ser feminista y puta, mamá.
Pero nos están matando
dicen que la corona de espinas es una tiara de adelfas
dicen que estoy loca y  sola
                             y no,
                                      solo soy una más en este aquelarre.

II

Así que hoy lo pensé mejor
y no quiero quedarme aquí.
Voy a convertirme en una mosca
o en un niño
o en un día de fin de semana.
o en cualquier cosa que odie el viento, 
tanto como esta forma de querer
y de recordarme que no hay conciencia cuando se ama.

Creo, que sentimentalmente
soy un desastre.
Tanto
que quisiera poner una letra en mi cabeza
y decirme poesía.
Pero prefiero ser la luz
que se lava la cara con frases ortogonales
y enfermas,
que saben a arena.
El amor es arena.
Debo admitir,
que aunque sentimentalmente soy un desastre
tengo la habilidad de crear jardines.
Soy capaz de re-crear  Babilonia 
y hacerla una nueva patria
donde podamos
cansarnos de ser nosotros
los inconclusos de siempre
y ser  esta bala más a mi cabeza
que revienta cuando escucho
Marianna, es jodido amar.
Este poema no sabe que yo existo
creo que el mañana tampoco.
Si no es aquí, no me quiero encontrar.
Así que voy a convertirme en una mosca
o en un niño
o en un día de fin de semana.
En lo que fuera necesario
para no ser parte
de la falsa sonrisa urbana

Este poema no sabe que yo existo
solo existen mis ganas de partir.


Puesta En Escena

Se me olvida que entre las posibilidades
está la de morirme mañana
en este papel de quimera sin alimento
por nunca haber podido colgar mi alma
de un perchero
ni tener el valor de decirle a mi madre
que todo este tiempo
crio a la hija que murió a los 3 días de nacida.
Es tarde
La prisa no es buena consejera,
ni esperarte es una respuesta.
Mientras, solo escribo encima de mi última vida
la vida es un cuerpo más en nuestra cama,
donde tocar tu piel es construir un puente a la muerte
donde nos encuentren escribiendo una nueva historia
en la que se reconozca el derecho a la risa.
Donde la carretera a tu cuerpo sea la más corta
y no tenga esta urgente necesidad
de colgar de tus ojos para sentirme viva.
Donde la palabra amor sea un hecho y no teoría
una teoría mal planteada
sobre una hoja que sangra mañanas frías
en las que escribo tu nombre
1 , 2 , 3 , 1000 veces
1000 veces olvido que mis manos solo tiemblan
cuando recuerdo que aún vivo
porque recordar me traza una vía
al vacío
la costumbre
tu ausencia
y esas cosas.

¡Dios mío! Estoy por cumplir 24 años y sigues sin existir
yo sigo como cadáver en un río.
Este no es otro poema violento
porque por ti he jugado con mi suerte.
Llevo siglos aquí afuera
siendo una tirana sin posibilidades:
la hija que este país no quiere reconocer

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