viernes, 23 de marzo de 2018

Katherine Medina Rondòn

Diáspora

¿Existes? ¿Existo yo?
¿No seremos la misma persona?
¿La propia vida hablando consigo misma?
un enfoque independiente y apartado,
un ser espejado que respira aprisa
arrojándose el pensamiento solitario,
la sombra de la muerte disfrazada
que acompaña cada registro de mi vida,
el exotismo en el humano ruedo
como una planta de la misma semilla
que florece en dos extremos diferentes de la Tierra,
un diente de león que al soplarlo se dispersa
hacia direcciones inesperadas,
una rama que se extiende bajo las escaleras
y que debe ser cortada porque en ella
la realidad se derrama.

Poema Pop

He amontonado tu nombre
pero esta terrible maldición
de no poder escribir poemas de amor,
estrujar el papel, expectorarlo
y maldecir este pobre oficio
me descompensa,
como el óxido de las sillas
o el olor a trementina
desde la habitación
donde ahora te recuerdo,
y tus manos ansiosas
buscando en mi cuerpo
el botón de encendido
para que mis palabras se conviertan
en cursis carteles de “acción poética”,
pero no puedo hacer mucho para complacerte
más que cambiar los posters de mayo del 68
por personajes de la Escuela de Birmingham
y tomar un gran sorbo de mate
pensando en que ya nada me impide estar a tu lado
y caer rendida en la cama
e imaginar mis manos en tu bragueta,
escena frecuente de habitaciones al paso.
Y vuelvo a traicionarte pensando
en comuneros exhaustos y minas informales
pero tus frases me vienen a la mente como post-it
con largas brechas de silencio
que acomodo sobre mi pecho
y te dejo penetrarme, ronronear en mi oído
y cargar mis demonios
pero vienen en seguidilla-violentos
cual comerciales publicitarios
y siento que las personas leen nuestras vidas
como si cada tropiezo saliera en periódicos chicha
¿y todavía somos, todavía eres? sin serlo.
De costado abrazo tu espectro,
te abotono la camisa
y me pongo el cuarzo al cuello
para marcharnos juntos de esta habitación
desde la cual te recuerdo.


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