Pintura Jim Warren
EPÍLOGO
Será
solo un instante...
Dejará
de latir el sol,
y
la penumbra se abatirá
sobre
los finos cristales del mar
El
gélido silencio
se
volverá clamor,
y
tu prudente mirada
despojará
al sosiego.
del bucólico reposo.
Nada es eterno....
Remolinos de
pavor.
Torbellinos sin color.
La desolación se huele
a la distancia.
La valentía se pasea
como un siniestro pierrot
que busca un gris
designio,
y los helechos de metal
estallan ante las claras
fisuras
del firmamento.
Cárcel de fuego.
Endeble quietud.
Un jamelgo
apresura
su galope ante el
sanguinario desenlace.
Se aproxima la
crueldad,
y tu mano aferrada a la mía
acentúa un rasgo de pasión
EL
MENDAZ
Erguido en el abismo
observo su penumbra.
Sobrecogedora
ilusión
. Lacerante malicia,
en donde se resquebrajan
los perfumes
del hartazgo.
Eximio en el arte de mentir.
Certero a la hora de
fingir,
su copla enceguece al suceso.
Ella le cree,
y su embuste se
vuelve verdad.
Astuto como el lagarto,
se zambulle en las entrañas
de la sagacidad.
Infame vestidura
Despreciable realidad.
Nunca
migrará de la vileza,
el ámbito lo fortalece.
Errático
filibustero,
inútil será esperar su virtud,
aunque ella…..
ella
lo ama así.
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