martes, 7 de marzo de 2017

Dayana Ahrlett Salgado Salas


MI VIDA: PASADO PRESENTE…



Yo soy un famoso pintor de 25 años, pero realmente no recuerdo mucho de mi familia, teniendo en cuenta de que nunca conocí a mis padres.

Cuando era más pequeño, una joven de 27 años se encargó de mí y me crió como su hijo; era la única persona que me apoyó en todo, nunca se alejó de mí, me cuidaba de los peligros que causaba la civilización. Ella era una persona muy cariñosa, tal vez un tanto tímida, pero su corazón era tan cálido que me curaba todas mis penas. Me encantaba estar a su lado, pero cierto día, tuvo un accidente automovilístico y quedó hospitalizada esa misma tarde del pasado 15 de noviembre. Yo fui a verla, estaba muy triste, no quería que me dejaran de nuevo completamente solo, corrí hasta la habitación 225 y estaba ella recostada en la camilla, la miré pensando en que me dejaría y es cuando abre sus ojos y me dijo todo lo que sabía de mi familia. En ese entonces, comencé a llorar ya que, me contó de mi padre, el cual se había suicidado en el momento que supo que mi madre me tendría. A la vez, me dijo que lo hizo porque no se encontraba capacitado para criarme, lo cual mi madre muy apenada se lamentaba que yo no pudiera vivir como un niño
cualquiera. El momento en el cual yo nací, los doctores le diagnosticaron 4 años de vida a mi madre, hasta ese entonces me cuidó y, antes de que llegara su día final, me entregó a su mejor amiga para que se encargara de mí. Nina, al principio no le agradó la idea porque no le gustaban los niños, pero se dió cuenta de lo terrible que sería dejarme solo y decidió ayudarme.

Hasta ahora, me encontraba pensando solo en un cuarto oscuro todo lo que me había pasado (Si tan solo yo no hubiera nacido… todo sería mejor, ellos no estarían muertos, no habrían sufrido tanto por mí...) Lo único bueno que tengo es mi habilidad de retratar exactamente lo que veo. Podría retratar a mi madre ya difunta… pero sería imposible para mi recordar esos hermosos momentos juntos… esos recuerdos ya habían sido borrados automáticamente de mi memoria, no sé cómo sucedió, pero creo que ha sido mi trauma a estar solo ya mucho tiempo. Después de que cumplí los 15 años, decidí continuar mi vida como si nada de esto hubiera pasado (realmente tengo miedo de volver a vivirlo). Por suerte, para mi último cumpleaños me regalaron un set de pinturas, cuyo poder era que, por más que las utilizara, ¡los colores jamás se acababan! Aquel set era especial y único, sin él no sé qué es lo que estaría haciendo ahora en este momento.
Todo comenzó a ser una gran inspiración desde aquel instante en el que fui a visitar el bosque que estaba cerca de mi casa. Al principio llevé una cámara para grabar todo, así algunas cosas me servirían para mis pinturas nuevas que comenzaría a hacer. Ese era un espléndido lugar para relajarme y olvidarme de todo, ya que, nunca logré tener una pareja estable -a las chicas no les agradaba alguien como yo aunque parezca muy chistoso- siempre me decían, no eres tú, sino que soy yo. Esa frase siempre me causó risa porque daban a entender que no se podían acostumbrar a mi forman de ser, a pesar de que siempre me dijeron que me amaban tal y como era. Ellas no entendían que mi vida no era igual a la de otros, yo era una persona completamente distinta, no me gustaba ser ordenado por nadie, mi vida consistía en ser libre; dibujar, visitar lugares aislados y encontrar la paz interior.

Después de que pasaran tres días me reuní con uno de los profesores de arte, Jeffrey Woods; él era muy destacado y sobresaliente en su trabajo, decía que era lo que más le gustaba. Él y yo nos juntábamos a hablar de nuestras costumbres y gustos, ya que, ninguno de los dos teníamos compañía. Éramos buenos amigos. Le contaba que yo acostumbraba; retratar la belleza de los paisajes nocturnos, y que, cada noche salía a confeccionar una obra maestra en lo más profundo de los bosques. Me encantaban esos lugares fríos y sombríos que mostraban la vida solitaria de un pintor como lo era yo. Siempre soñé con tener una gran luz de inspiración que me guiara a obtener la más brillante creación artística que nunca antes ha sido vista, pero ese sueño era imposible…no podía ser tocado por mis manos...

Las personas me trataban como un loco, pero no un loco cualquiera, sino uno que estaba enviciado con el arte del paisaje nocturno. Jeffrey me aconsejaba que no tomara en cuenta los deseos de las otras personas porque no eran iguales a los míos y, solo querían arruinar mi poca esperanza que me quedaba y desplomar todo mi trabajo. Siempre le decía que tenía la razón. Ya después de vernos nos dirigimos a nuestras respectivas casas…yo pensaba y pensaba… ¿algún día llegará una persona que comprenda realmente como me siento? ¿O que sepa que es lo que necesito para que mis pinturas tengan ese brillo que les guste a las demás personas y no dejen de mirarla? Realmente no sé cómo podre lograr que eso suceda… Pero sé que algún día encontraré mi fuente de inspiración, hasta ese entonces, continuaré caminando hacia el presente teniendo en cuenta mi pasado, mi cruel pasado que jamás olvidaré...
                  
                                                    Quirihue



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