Pintura C.S.González
Tú
ocupando sin tregua el anverso de un sueño,
tu cuerpo y tu sombra lacerando mi espacio,
descubriéndome a tientas la otra cara del mundo,
la otra esquina
y la otra playa.
Cada paso mío es un paso hacia ti
y tú hacia mí.
Hemos dejado tantas huellas a lo largo del mar...
que será muy difícil borrarlas cuando se duerma el sol.
(HOJAS SECAS...rozando mis labios)
Pasabas por mi calle desierta,
con ojeras de lluvia
y sabor a verano.
Frente al mar de tus ojos me bebí el sonido de las olas
pinté mi propio arco iris entre nubes de nácar
y acuñé,
para cada huella colgada en el perchero de mi vida,
un puñado de horas con flecos de otoño,
la noche incompleta de un viejo poema
y cuatro palabras
vagando por el vientre vacío de la madrugada.
Pasabas con tu mochila de celos
y sabor a verano.
…Dicen que lloran los hombres detrás de los geranios.
¡Qué frío me produce tu sombra hecha pedazos!
(Metáforas...ENTRE PAPELES BLANCOS)
---------------------------------------------------------------------
Frente al sueño de la tarde
-que gime invulnerable-
y desvaneciendo la nube que se aleja…
acabo de aceptar dos versos.
Seré distancia en ellos.
Seré un amor prestado.
Seré un olvido.
Seré quizá mil cosas…
pero…, nadie,
nunca,
descifrará lo que sentí al escribirlos.
Será nuestro secreto.
Ellos y yo mintiéndonos a dúo.
Ellos y yo
y tú presente en ellos,
siempre
y como un eco.
Sólo un testigo…
el mar.
(20 Horas de invierno)
Tú
ocupando sin tregua el anverso de un sueño,
tu cuerpo y tu sombra lacerando mi espacio,
descubriéndome a tientas la otra cara del mundo,
la otra esquina
y la otra playa.
Cada paso mío es un paso hacia ti
y tú hacia mí.
Hemos dejado tantas huellas a lo largo del mar...
que será muy difícil borrarlas cuando se duerma el sol.
(HOJAS SECAS...rozando mis labios)
Pasabas por mi calle desierta,
con ojeras de lluvia
y sabor a verano.
Frente al mar de tus ojos me bebí el sonido de las olas
pinté mi propio arco iris entre nubes de nácar
y acuñé,
para cada huella colgada en el perchero de mi vida,
un puñado de horas con flecos de otoño,
la noche incompleta de un viejo poema
y cuatro palabras
vagando por el vientre vacío de la madrugada.
Pasabas con tu mochila de celos
y sabor a verano.
…Dicen que lloran los hombres detrás de los geranios.
¡Qué frío me produce tu sombra hecha pedazos!
(Metáforas...ENTRE PAPELES BLANCOS)
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Frente al sueño de la tarde
-que gime invulnerable-
y desvaneciendo la nube que se aleja…
acabo de aceptar dos versos.
Seré distancia en ellos.
Seré un amor prestado.
Seré un olvido.
Seré quizá mil cosas…
pero…, nadie,
nunca,
descifrará lo que sentí al escribirlos.
Será nuestro secreto.
Ellos y yo mintiéndonos a dúo.
Ellos y yo
y tú presente en ellos,
siempre
y como un eco.
Sólo un testigo…
el mar.
(20 Horas de invierno)
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