quedó
el cielo inmóvil
y
él también petrificado
el
dios lo iluminó todo
y
se fue para dejarlo
ausente
la
terraza palpitaba súbita
y
las gotas de sudor frío en
la
cara lo empaparon
dijo
una plegaria de muerte
un
comentario de cómo mueren
algunos
insectos en la selva
y
se tendió de nuevo en su cama
a
dormir el sueño blanco
la
muerte,
un
laberinto para mortales,
es
el lugar, el inframundo,
donde
se pelea por la no-existencia.
dejamos
el alma en la vereda
en
la puerta de entrada
y
sufrimos las consecuencias.
se
está siempre despierto
en
la muerte, creo.
los
ojos como un haz de luz
y,
gimoteando,
el
recuerdo del sueño
siempre
La arquitectura del
templo,
inédito, 2015.
Lindos profe, como siempre plenos de imaginería
ResponderEliminarGracias, Stella!
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