jueves, 3 de diciembre de 2015

David Sorbille

Diana Laurencich


A “La verdad se mueve”
de Javier Adúriz (2008)


Entre la noche y el sonido de las cosas

las palabras se reúnen

bajo el techo de una bruma imaginaria

que nos arroja un anzuelo para discutir

el absurdo de los egos indolentes

el mar de la esperanza

el pulso de las horas

los pedazos de la patria

los últimos jazmines de la casa ausente

la balada del amor detrás de los árboles

el abismo de la materia

el pan de la mañana

la sorpresa

de un grito más tierno

para llenar el vacío

esa forma de heredar los simples gestos

agradecer al tiempo una amistad que crece

y un poeta que encarna a todos los poetas

porque de alguna manera somos

una verdad que se mueve



A MI PADRE POETA

“Me has enseñado a respirar”

Juan Gelman


¿Quién puede decir?

¿Cómo puedo explicar lo que me pasa

cuando recibo de mi padre un mensaje poético

acaso escrito con palabras que surgen

dispuestas a conmovernos como sonidos de la vida?

No sé / tal vez en este tiempo en que las cosas

ya no vuelan sino se arrastran o se destruyen

recibir un saludo lírico es lo mismo

que un abrazo del campesino que siembra

del obrero que busca cambiar el mundo

del poeta que se descuelga de una nube

para iluminar la larga noche de nuestras carencias

no sé / pero si el aire el agua las montañas

el pan el libro la tierra / el último hombre libre

la espiga la rosa la pasión es posible

no sé / o quizás sólo puedo decir

que mi padre está conmigo

y es lo mejor que me puede pasar

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