martes, 3 de febrero de 2015

Gladys Cepeda (Argentina)

                       Pintura Gladys Cepeda




TRAS EL TRAS MI
                                                                                                                                     
                                  

 en la penumbra
                       donde
                     un espejo romperá cualquier silueta
                      la luz celebra el rito
                      de detener la muerte del día
                      ocultando
                     como  flor seca
                    el aire se sacude
                    buscando un significado



YA NADA SERA IGUAL
    Noche de verano ardiente, infame, sofocante. Luís con el cuerpo sudado, las sabanas se le pegotean horriblemente y se le anudan con alevosía, el que se halla semidesnudo, tampoco  tolera su piel,  la arrancaría a mordiscones para calmar la agonía. El ventilador agita sus aletas como un molino eterno, hacia la misma dirección.
       Pero el aire nunca llega solo la sofocación y el cansancio .Los insectos se regocijan y divierten  de su sufrimiento, lo torturan con el zumbido molesto, clavan sus aguijones una y otra vez perforando su cuerpo con saña, Sus dedos hunden a estos pequeños explotadores luego de saciarse, los aplasta  con las patas y las alas en forma transversal (se los podría comparar como a cristo de destino animal).
    La humedad desciende por el cielorraso y baña las paredes como ríos que internamente poblaran las costas. Inquieto se mueve de un lado hacia el otro sobre el colchón, trata de cerrar los ojos, pero ellos desobedecen. Gotas descienden por su frente  apropiándose de las arrugas. Con su mano alisa los pocos cabellos, estos acatan la orden  quedando inmóviles. Siente comezón en su pierna, pero las fuerzas lo abandonan… no tiene salida...
       A través de las ventanas llega la arrogancia luminosa y perfecta de la luna. Esta se impone sobre la profundidad oscura de la habitación, cada rincón se ubica frente a ella con increíble  desafió. En otro momento le encantaba observarla con tanta nitidez, como los muebles chocaban con ella al demostrar su poder material, negro y fatal destrozando su armonía.
   No pierde detalle, lo controla con dedicación y entrega cm. a cm. la mesa de luz el ropero y una silla, de su organizado clan...
    La energía retoma por un instante, vibra sobre si al decidir levantarse, para mojarse y tomar agua porque su boca se halla destruida. Sus labios pegoteados, cocidos como una línea no pueden abrirse. Al apoyarse en el piso el calor es tan intenso que parece una llama viva, le hace recordar a los fieles que venciendo su miedo ancestral ante la naturaleza caminan sobre carbones.
    Al tratar de alcanzar la puerta, ve que la silla se corre y se interpone en su camino, trata de correrla pero esta como adherida. La fuerza retoma.
   Trata de levantarla de un tirón hasta agotarse pero ella le impide los movimientos.
   Busca algo con que destruirla, pero, solo posee sus músculos, entonces retoma la idea, estira los brazos, torciendo su débil columna, para ejercer presión como contrapeso, todo se mantiene de igual , impidiendo cualquier avance, piensa en pedir ayuda pero nadie le daría crédito a su historia.
 Se agacha para encontrar el sentido y busca dentro del respaldo, las patas o el asiento a simple vista, comunes y rusticas no parecen llevar el mal en sus entrañas, el tic tac del reloj descubre el avance de las horas con la parsimonia acostumbrada, su boca  ruega por un poco de liquido, algo para pasar del trance, sigue con la idea de gritar tal vez seria la solución dando cualquier pretexto, ya que esta solo. Se asoma por la ventana pero queda mudo, una mudez involuntaria lo gobierna, siempre le sucedía ante los acontecimientos violentos, saltar seria imposible pues vive en el 8ª
   Al caer  la noche la temperatura asciende sin retorno, desgastándose sobre el cuerpo, maldice su situación, "seria la venganza por el mal trato que le dio  mientras la reparaba ya que con el martillo la trato con furia", el se diría que la silla respiraba hostilidad y rencor, ¡MALDITA! grito,  recordó que guarda caramelos para la garganta, los saco del cajón con dificultad metió en su boca, el gusto semiamargo con un leve asomo a menta se convertían en saliva instantánea, el alma le volvió al cuerpo despejando su sensación de dolor.
   El cielo comienza a despejarse tímidamente el brillo matinal se deja ver sobre el mundo que lo recibe con inquietud cayendo con conciencia de trabajo. Regresa la opresión que lo perfora como un taladro, un intenso vomito le toma la garganta, quiere levantarse pero las piernas le flaquean y cae sobre la alfombra azul, tan azul como sus ojos. Ya no respira, queda extendido a lo largo del piso, como último recuerdo que le queda es que los caramelos estaban vencidos, ahora sonríe la muerte le va enfriando su organismo EXTRAÑAMENTE LA SILLA SE CORRE Y AVANZA PISANDOLE EL CUERPO, regresando a su antigua posición. El sol retoma a su costumbre y ya nada seria igual  

No hay comentarios:

Publicar un comentario