Pintura Rene Magritte
Los
placeres de la locura.
Soledad,
mi
vieja amiga,
ya
te puedes largar;
tus
suaves garras
me
han herido.
Pensé
en olvidar,
y
me revolqué
en
mi usencia.
Que
vuelvan los placeres
de
la locura,
que
regrese
el
ministerio de lo extraño,
que
vuelva el ojo azul
que
nos guía desde la torre;
que
regrese
el
zumbido ocular
del
falo celestial.
Cordura,
mi
triste guía,
ya
te puedes marchar,
tus
razones
me
han hundido
en
tanta mierda.
Que
vuelva el reino
de
las ligerezas,
que
se corrompa el alma,
que
se hunda el pueblo
y
bailemos
sobre
sus ruinas,
que
siga el artificio;
que
no deje de humear
la
fábrica de idiotas.
Divina
Si
nos ponemos a pensar
en
el tiempo que hemos perdido,
noches
y días,
años
enteros,
en
los que hemos estado
estúpidamente
alejados,
ambos,
los dos,
el
uno del otro;
nos
daremos cuenta
cuán
grande
es
nuestra obstinación,
nuestra
insensatez
por
alejarnos,
por
negarnos la dicha eterna.
Pero
si nos esforzamos
si
luchamos con el corazón,
y
logramos detenerlo,
nos
uniremos
de
nuevo, por siempre
como
antes,
y
seremos
de
nuevo dichosos,
ambos,
los dos,
divina,
mi
amada
y
hermosa Muerte …
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