martes, 3 de febrero de 2015

Eduardo Esposito (Argentina)


 NENÚFARES DE CARNE

¿Qué busca esa mujer en la madera del tiempo?
Ha ligado la noche con saliva
Con saunas de su cuerpo derrite los barrotes
Cama y celda son uno en el recuerdo
¿Busca clavos de amor? Seguramente
y en los encastres
flores de prisión de aguas
Nenúfares de carne
En el espejo en negativo de su cuarto un año ido
y el baño de manteca por las noches
Hombres de a dos y en pugna
La verga en ristre
Aquella esgrima púbica y brutal
¿Qué encuentra esa mujer en las vetas
en los nudos des – nudos de otras vidas?
¿una verdad articulada?
¿Limonada Rogé?
¿La baguette prenupcial?
Su tiempo se contrae desde el vientre
Con el alba inclinado
la matrona se astilla y desmenuza
respirando un destino de viruta
Del polillaje saldrá el huevo
que comerá su ayer

 
Una de Ciencia-Micción
A Alejandro Arévalos

Abrir la cremallera
por una vez
por un minuto
Bajarla en forma lenta
y espontánea
sin atenuantes
sostener
el calzoncillo entre los dedos
asomando la oculta humanidad
adormecida
Cerrar los ojos
tapar el gesto de placer
con una mano
o con un gesto
que se ubique en las antípodas
Abrir los ojos
en la justa medida del alivio
Sostener la boca entre los labios
morder el inferior y
sacudir el excedente
Esconder aquel rosa mortecino
con precaución de las mandíbulas
del cierre
Sonreír
(ahora sí) con
la misión y la micción cumplidas
Alzar el rostro al cielo raso
izar la cremallera
y no olvidarse el portafolios.


 Foto ext de Google

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