domingo, 1 de febrero de 2015

Raquel G Fernández (Argentina)

 

PABLO FEROZ



Pablo Feroz elige el canto por descarne.

Canta

el jadeo del agua,

los versículos indóciles del polvo.

la savia de sus ritos.

La voz le nace

en botellas de mar,

en harinas de viento.

Se cuece pan en los hornos del verano

para nutrir palabras.



Pablo Feroz se determina herida.

Rezuma líquidos dolientes.

No cicatriza.

Una hembra blanca

como un puñal de nieve

le quiebra los costados.

Para tocarla sube

los escalones rotos de la médula,

cose y descose

los límites del cáncer.



Pablo Feroz viene a morirse en el poema.

En su boca desovan

mariposas de sangre.

Se cumple

la voluntad postrera de la pólvora.



Pablo Feroz monologa la tierra.

Abraza su travesía inmóvil.

Jamás invirtió en Cristos pero tiene

su cruz de barro, sus clavos solos como pájaros locos,

su corona de hormigas.





PRETTY IN PINK







Todavía no tengo amantes.



Tengo, sí,



un sombrero donde guardo los nombres



de todos los hombres que me quitan el sueño.



Algunos son altos y rubios.



Otros tienen la grosera costumbre



de darme siempre la espalda.



Todavía no tengo amantes pero tengo un vestido rosa



y estoy desnuda debajo del vestido.



Y debajo de mi desnudez están los hombres



que me mojan el sueño.



Podría tener amantes si quisiera.







Todavía no tengo amantes.



Tengo, sí,



un mechón de pelo rubio



para parecerme a Madonna



y un cuerpo dulce como la lengua de las mariposas.



El alfabeto del agua me nombra.



Niña traspasada por el aguijón del alba.



Heredera del sueño de los peces.



Todavía no sé



si quiero escribir poemas o quiero ser feliz.



A veces siento que mi vestido rosa

es una mordaza.







Todavía no tengo amantes.



Es 1986 y yo todavía no tengo amantes.



Tengo un sombrero,



tengo un mechón de pelo rubio,



tengo un vestido rosa.



A veces soy Molly Ringwald.



A veces soy Kim Basinger.



A veces soy mi madre antes de que la vida



le cruzara el rostro con una cicatriz de buenas costumbres.



A veces estoy vestida. A veces, desnuda.



A veces estoy llorando.



Podría tener amantes si quisiera.


Pintura Victor Hagea 

3 comentarios:

  1. la poesía es como tu otra piel, cada vez que te disfruto leyendo no puedo evitar abismarme en una dulce sensación acaso trágica también

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  2. Gracias, Albin! Siempre tan generoso conmigo! Un abrazo!

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