Pintura de Anton Semenov
SE RETORCÍA
Esa
cosa.
Se
retorcía.
En
el suelo.
No
era humana.
Era
otra cosa.
Esa
cosa se levantó; sólo tenía una extremidad.
Me
observó.
Pero
no tenía ojos.
Me
observó detenidamente.
Escuché
algo.
Como
un insulto repetido.
Esa
cosa se aproximó, cautelosamente retrocedí.
Abrió
una boca que no tenía.
Me
comió.
La
digestión demoró tres días.
Esa
cosa.
Ahora.
Soy yo.
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