lunes, 24 de agosto de 2015

Gabriela Yocco

    1.                           Pintura de Tomasz Alen Kopera

       

      Muertes

       

      “decir que esa mujer era dos mujeres es decir poquito"            ”
                                                        Juan Gelman


                                
                     "Pero el cadáver ¡ay!, siguió muriendo.”
                                                       César Vallejo

       
      En víspera de domingo se le cansó el sol. De muerte súbita rodaron todas las que era. Cada mujer en su cuerpo único deshojó poco a poco la sangre. Caían sobre la noche pedacitos de escarlata que manchaban la calle.


      Hacía tanto ruido esa mujer al morirse. Como estuvieran apedreando al mundo.


      Se arrodillaron junto a ella todos los amantes traicionados, los pibes descalzos del hambre, los libros mohosos por la ausencia, las cartas jamás enviadas, cada amanecer sin ojos, todas las manos cansadas. Y lloraron. Y evocaron a Vallejo. Pero la mujer no cesaba de morir.


      La tierra retemblaba bajo el azote de semejante agonía. Los árboles gemían el otoño prematuro. Las madres aferraban temerosas sus vientres hinchados. Los de siempre murmuraban que estaba escrito, vivir así, desaforada, habrase visto.


      Hubo un último instante en que acudió el silencio. Y callaron todos los gorriones sobre esa muerte prodigiosa.
      1.  

        Poema


      cuando dejo de ser puntualmente yo
      dejo de ser  / este apretado conjunto de signos y miserias
      mis muertes y mis muertos mis sucesivas migrañas
      dejo de ser el límite en la piel / en las manos o
      en el vuelo del pelo a veces

      cuando dejo de ser yo en el hueco de mis contradicciones
      en el coraje absurdo del amor y en ese pájaro gris que agita las despedidas
      o el dedo que como bisturí ciego recorre la herida porque el dolor tiene
      a veces
      una belleza póstuma

      cuando dejo de ser y cae el miedo como antorcha inútil
      y el cuerpo es música sobre baldosas rojas el cuerpo es esa sílaba tendida entre dos

      en ese momento de ausencia de mí / de ser vasija y barro
      primigenia

      aparece el poema / me hace suya como a una virgen de Nínive
      pronuncia el nombre secreto
      me pone contra el sol
      me nace

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