La conjura de los libreros
Antes que desaparecieran Pablo y Silvina en un atentado contra la
librería del viejo José; sucedieron
muchas cosas... El viejo librero y sus amigos estaban férreamente en contra de
los monopolios que ya se estaban adueñando de todo el negociado editorial,
dejando consecuencias nefastas para la vida y la
cultura.
Por eso fue que el viejo librero de alma, tuvo referencias casi directas
de esto...
Llegaron con sus vehículos. Llegaron con sus camiones de infantería y sus
soldados. Llegaron con sus tanques y sus tanquetas. Derribaron puertas, vidas y
sueños. Golpeaban a los que estaban a sus pasos. Irrumpieron en las rotativas
del diario cooperativo y les pegaron a sus trabajadores.
Gritaban desaforadamente y daban órdenes a todo el
mundo.
Los tiras menores y mayores robaron el poco dinero de los
cajones de los escritorios, las máquinas de escribir, las máquinas de sumar y el
papel higiénico de los baños.
Los tiras mayores asesorados por un abogado profesional y de prestigio,
requisaron casi todos los libros, se los llevaron en camiones siniestros y en
las afueras de las ciudades, todas esas noches provocaron
resplandores.
Cenizas de Neruda, Prevert, Maiacosvski, Walsh, Angellelli, Bustos,
Conti, Gelman, Oesterheld, Peña, Santoro, Urondo, Eluard y otros; se esparcieron
por los cielos. Cenizas de Gorki, Varela, Yunque y Tuñón, volaron hacia la
luna.
Cenizas de los cuentos infantiles de Alfredo Murillo y Graciela Cabal, llegaron a las
estrellas. Se salvó un libro revolucionario soviético llamado “Así se templó el
acero”, porque consideró el abogado que era un texto de siderurgia. Pero las
novelas “El jorobadito”de Roberto Arlt y otro de “Matemáticas modernas”, fueron
a la hoguera por tener tapas de color rojo.
De la editorial universitaria con prestigio universal, sólo quedó
destrozos y roturas. El silencio
impuesto permitía laceraciones en las carnes y en los corazones...
( Continuará)
( Continuará)
Derechos Reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario