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DESQUICIADA
(Novela)
Capítulo
1
El
espejo retrovisor del automóvil sirvió para reflejar cómo se
desdibujaba el lugar.
Tal
vez ella misma temía desdibujarse por eso se alejaba a toda
velocidad en paseos mañaneros
de pronto regreso.
Mientras,
iba recitando en voz alta un monólogo pesado y aburrido para
acompañarse:
“El
destino me aúlla valor, pero es mi Mansión escarlata la que impide
que se
resuelvan
los torrentes misteriosos de las voces muertas. Ellas salen de mí, y
quedan suspendidas en las paredes. Es entonces cuando necesito
desplazarme de este encierro…
Huyo
a mi amado parque o a las llanuras de alrededor.
Soy
rica… deseable, tengo un nombre importante: Dalila. No me
avergüenza confesar que estoy algo desquiciada. ¡Bah…es lo que
dicen!
Mi
interior puede verse por las celosías de mis pestañas”
Un
sauce eléctrico acompasa ráfagas de aire sedoso, y ella, con su
llanto interrumpido por sollozos
infantiles, exclama: “El amor no llega…no llega. Nos vamos para
adentro…Somos
de carne, los meses y los minutos pesan”
En
un hilo delgado, la sangre asoma de su dedo índice, al haber
propinado un golpe de puño contra la rocalla rugosa del jardín. Su
soltería le causa momentos agónicos.
La
incertidumbre la arrastra a completar un rompecabezas y se eleva,
aunque se sienta hecha añicos.
“Es
lindo amar, pero prometo que no volverán a hechizarme para disfrutar
de mí.¡ Lo juro!
Estoy
harta de juntar las sobras de amores truncos” clama mientras el
sufrimiento se descuelga como aquellos finales no queridos, que le
han marcado su vida.
pintura de Michael Creese
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