martes, 9 de diciembre de 2014

Hernán Tenorio (Argentina)



Simplemente el rayo,
estremecido en las concias urbanas,
despide su epifonema de nostalgias.


Nostalgias acabadas en racimos eclécticos;
aquellos que brotan de la carne cortada,
de las lamentaciones humanas,
del silencio colectivo.


Me oigo a lo lejos estribillar las penumbras mortecinas
para que den un último suspiro.


Se encierra así su alcázar de obsoletos,
que, cuadriculados en las ventanas,
perforan ausentes
las voces, 
la proclama…
 
6.


No existe aún la metafísica real
que enjaule todas las atrocidades


que las ponga de patitas en la calle
¡Fuera, fu, fu!


No es que quiera un Paraíso
es simplemente la dignidad de andar desnudo por la selva
u obtener la residencia legal en la ciudad amurallada.


Cuando el viento es dulce
mi alma se estremece en el cuartel verdadero
desde allí espío las lajas tornasoladas
sobre las que un grupo de nómades juega al fútbol


y entre los edificios abarrotados,
pequeñas partículas pululan,
se estremecen cuando se rozan,
se frotan,
friccionan.
De Guitarra nocturna. El ojo del mármol, Buenos Aires, 2013

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