HACIA EL REGRESO
Desintegrarme
hasta no ser más
que un puñado de átomos
dispersos en el aire.
Y aún menos.
Abandonar esta efímera
fugacidad del cuerpo y su caducidad
en busca de la perfección del alma.
Pulverizar este esqueleto
en el viaje de regreso al origen
a lo primordial del polvo
de las estrellas
hallar el descanso cósmico
de lo individual, de la carne
y su memoria.
Evaporarme desde la descomposición
de la materia
en ese alimentar gusanos
que nunca serán mariposas
pero paradójicamente
darán nacimiento a mis alas.
Formar parte del todo
sin conciencia de la nada.
Ya libre del tiempo
y libre de mi.
Ese plano donde la eternidad
no existe porque
no se inventaron las palabras.
DE TODOS Y DE NADIE
De nuevo se presenta ella
con sus ojos profundamente oscuros
son fosas vacías llenas de muertes
donde yacen los huesos
desintegrados de los días.
No queda nada de ellos.
Amiga de siempre
amante incondicional eterna
se extiende como un lagarto
a lo largo y a lo ancho
habitando los espacios y en confianza
se va acomodando para quedarse
como de costumbre, un rato
que a veces parece infinito
y otras , en cambio, un manojo tacaño
de tiempo que se escabulle entre los dedos.
Su lengua inquieta y muda
penetra en todos los poros del aire.
Ramera hija de los excesos
hermana gemela de la luz
en su versión negra, donde se mecen
entre sus senos, los secretos del alma
en esos momentos de fuerzas y flaquezas
guardiana de lágrimas y goces
testigo de lo prohibido y lo permitido
viciosa prostituta de vicios ajenos.
Diosa que a capricho convoca
a sus pies ángeles o demonios.
Dulce inconsciencia que se ofrece
a descansar la conciencia.
Es ella, esa criatura misteriosa
a la que llamamos noche.
AUTOGEOGRAFÍA
Estoy donde siempre
desde antes de ser memoria
entre un tumulto de almas
azotándome el cuerpo
contra una geografía genética
accidentada y confusa
que me entregó a destinos
de los que no se regresa.
Que me cubrió de montañas inescalables
cuyas cimas arañan los cielos
desangrándolos en océanos profundos
llenos de endriagos
que se embelesan en las miradas perdidas
enamorándose de los pies descalzos
de los suicidas cuando caminan aguas adentro.
Que me sumergió en este desierto febril
tiritante de locuras secas que jadean
y me parten los labios a golpes
de viento, arena y sed.
Que desbalancea mi andar en su torpeza
de puntas y sin gracia
ni talento, a ojos cerrados
por el filo tajeante de mi propio abismo
habitado de miedos y por las criaturas
vaporosas que los engendran.
Y me van delimitando estos domingos despiadados
sin mesas ni misas, enfermizos, inútiles
tan detestables como besos
brotando desde el fondo
de la garganta de la Fosa de las Marianas.
Estoy donde siempre
desde antes de ser memoria
entre un tumulto de almas
azotándome el cuerpo
contra una geografía genética
accidentada y confusa
que me entregó a destinos
de los que no se regresa.
Que me cubrió de montañas inescalables
cuyas cimas arañan los cielos
desangrándolos en océanos profundos
llenos de endriagos
que se embelesan en las miradas perdidas
enamorándose de los pies descalzos
de los suicidas cuando caminan aguas adentro.
Que me sumergió en este desierto febril
tiritante de locuras secas que jadean
y me parten los labios a golpes
de viento, arena y sed.
Que desbalancea mi andar en su torpeza
de puntas y sin gracia
ni talento, a ojos cerrados
por el filo tajeante de mi propio abismo
habitado de miedos y por las criaturas
vaporosas que los engendran.
Y me van delimitando estos domingos despiadados
sin mesas ni misas, enfermizos, inútiles
tan detestables como besos
brotando desde el fondo
de la garganta de la Fosa de las Marianas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario