¡Te
hablo, Guitarrra
Quiero
convocar a tu espíritu
para
que se deslice
en
una proyección canora,
por
la acústica,
la
magia del sonido
como
el rayo carbónico
petrificado
en las gotas
que
estalla y se fractura,
la
distorsión de los pedales de efectos
es
el lamento de la electricidad atormentada
“Doble distortion a
fondo”
y
es como vidrios chirriando
el
ruido,
nido
de águila agorera…,
le
corta el paso
pero,
finalmente,
es
acorralado por las melodías.
De Guitarra
nocturna.
El ojo del mármol, Buenos Aires, 2013.
Perdura
un aire rancio en estos poemas
es
la mierda que pulula
las
intransigencias de los absolutos
los
absueltos
esos
arbustos molestos que se comen a la Tierra
y
defecan en las mentes
a
cada paso
en
el ferviente excremento del mundo
en
lo sucio
en
las cucarachas
que
como
bien dijo alguien
“son
un producto de la cultura”
De La
voz diáfana (inédito)
La
noche vocifera
“quiero
estar en todas las fiestas del futuro
(sin…)
en
los paralelismos binarios
subyacentes”
Aquellos
abyectos remolinos de carburo
en
los ojos
en
las fiestas del futuro
como
vocingleros conductores insolentes
que
arrastran con la mano
lo
que ocultan con la boca
Ese
pesado objeto del deseo
tener
el cetro
y
los comodines aplastados bajo el pie
Una
ancha cabellera de melanina
desnuda
y olvidada
en
el frío inmenso de los siglos
grita
su estertor de amianto
porque
ahora
las
culebras blancas lo han deshecho
una
vez más
con
la magia destructora
De La
voz diáfana (inédito)
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