sábado, 31 de enero de 2015

Gito Minore (Argentina)


Quien nos quita lo bailado


Unidos y despreocupados
el inicio de este entuerto
nos ofreció
la incalculabilidad
de una felicidad platónica.
El indiviso territorio
de nuestros cuerpos
propició de laboratorio
donde la metáfora,
los gritos, los versos,
la poesía con P mayúscula
se experimentaba
en todas sus formas.
De más está decirlo
vivimos esta pasión
infradotadamente,
nos amamos
con un amor mogólico,
desentendido de futuro,
condones, edades,
compromisos sociales
y un largo y penoso
etcétera desconocido.
Se trataba de vivir
y frescamente
cumplíamos el mandato.
Fue una edad dorada
inolvidable, inmarcesible.
Entonces un día
llegó el tiempo General
y sus milicos
a sembrar a fuerza de cálculo
la canalla y la desidia.
Se alambró, se privatizó,
se dividió equitativamente,
como Dios manda,
a cada quien su propia miseria.
No se pudo hacer nada,
estaba todo dicho,
lo justificamos idiotamente.
Después de la tormenta
apenas si nos miramos
a los ojos
con temor y algo de espanto.
Una vez individualizados
corrimos cada quien
por su lado,
a cubrirnos la vergüenza
con un par de antiguos versos
derretidos
bajo el último refucilo.
El nuevo siglo nos sorprendió
deprimidos y dominados,
travestidos
en la línea de caja
de un Mc Donalds
disputándonos el cuarto puesto
de infeliz del mes.
Alquitranados, pijifláccidos,
esperando la definición
de la Nacional por Crónica TV.
Conformes,
con aire acondicionado
y tres dientes por sonrisa
y un disco de veneno
rayado
girando en nuestra nada propietaria
cantando
cantándonos
quién nos quita lo bailado,
quien nos quita lo bailado,
quien nos quita lo bailado.

 
Rasguidos

En la puerta
imprime sus rasguidos,
arañando
la lúgubre noche.
¿Y si la dejo entrar?
¿Y si la dejo entrar
y haga
lo que carajo quiera
y se vaya todo
a la mierda?
Tal vez así,
no le tenga miedo
o la tenga
más
más adentro mío,
más miedo adentro mío.
Más.
Un día,  prometo
le voy a entregar
el día y la vida,
la noche y la vida.
Voy a dejar de ser
para oficiar
a su lado
de mínimo escolta,
desquiciado granadero
de semejante
espectro
amado.

 Morir soñando Óleo Lienzo Paisaje

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